Ocho islas donde se respira turismo activo
El buen tiempo, el mar y los paisajes volcánicos animan a combinar los viajes de sol y playa con los deportes de aventura y naturaleza
Mirar de frente la montaña desafiante, cortar el viento rompiendo las reglas de la gravedad, dominar las olas más salvajes o adentrarse en un universo submarino con un museo vivo que convive con tiburones… Con ideas como las citadas, Canarias llama a los amantes de la adrenalina a ponerse a prueba, contra el vértigo o el miedo a lo desconocido, para descubrir unas islas de alma atlántica y corazón volcánico.
Canarias tiene 7.447 kilómetros cuadrados y 1.583 kilómetros de costa como gimnasio al aire libre donde el turismo activo tiene mil y una posibilidades para superarse una vez más, entrando en los senderos más profundos para dejarse enamorar por una naturaleza pensada para vivirla a cielo abierto.
Lanzarote
Museo Atlántico, una galería viva bajo la superficie
La isla de Lanzarote esconde bajo la superficie del mar el único museo submarino de España, una galería viva de trescientas esculturas instaladas a quince metros de profundidad. Este Museo Atlántico lleva llamando a los amantes del buceo desde 2017, con una obra del artista británico Jason deCaires Taylor que convive con sardinas, angelotes y barracudas.
Este es un museo que cambia, que renace y que se transforma junto al mundo exterior, en una reflexión constante de los principales temas de actualidad, y para el que no es necesario el título de buceo, solo un curso previo y ganas de dejarse sorprender.
No es el único punto de las islas envuelto en la enigmática quietud del Atlántico. En la isla de El Hierro es posible visitar la nueva tierra nacida de la reciente erupción ( 2011) del volcán submarino Tagoro, y en Canarias hay más de cuatrocientos pecios hundidos, cientos de ellos visitables.
Gran Canaria
Frente a frente con el vértigo
Una pared prácticamente vertical de 1.027 metros se alza desde el mar en Gran Canaria, en una ladera escarpada que corta el aliento. El Risco de Faneque es el séptimo acantilado más alto del mundo y el más alto de Europa. A sus pies, la solitaria playa de Faeroque; en la cima, el frondoso Parque Natural de Tamadaba, joya vegetal de las Montañas Sagradas de Gran Canaria, y de frente, el Teide.
El Risco de Faneque, al noroeste de Gran Canaria, permite mirar frente a frente al vértigo, y es un lugar que conquistar a pie solo para los más atrevidos donde no hay opción para fallar. Impresionantes y arriesgados, sus exigentes senderos recompensan el esfuerzo con unas vistas únicas, en una de las rutas más privilegiadas para los amantes de la aventura, con unos siete kilómetros de recorrido de infarto.
Tenerife
El Teide, a vista de pájaro
El vuelo del Teide despega a una altura de
IDEAS DESDE EL FONDO DEL MAR, EN EL MUSEO ATLÁNTICO, AL TECHO DE ESPAÑA
2.200 m, el punto más alto de España para esta actividad. Hay que recordar que la base del Teleférico del Teide está a 2.250 metros, y que la cumbre está a 3.718 metros, la más alta de España. Imaginar un vuelo sobre el ‘ Padre Teide’, conquistar los cielos y contemplar uno de los volcanes activos del planeta es posible con un vuelo de aproximadamente treinta minutos, uno de los más espectaculares de las islas y uno de los más hermosos del mundo. Mirando de frente al Teide, el vuelo en parapente en Izaña es también uno de los planeos de mayor desnivel de Europa, con aterrizaje en la playa a nivel del mar. No se requiere de experiencia previa para vivir esta experiencia inolvidable de 360 grados, solo reserva previa y condiciones climáticas favorables.
La Gomera
Conexión con la identidad canaria
La Gomera es una isla cortada por una orografía tan abrupta como singular, que une sus rincones a través de escarpados barrancos, riscos y acantilados. Los antiguos aborígenes conquistaron su paisaje gracias a técnicas que aún hoy siguen vivas en su gente, en un ejercicio de resiliencia contra la naturaleza más salvaje. El silbo gomero, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad desde 2009, es una muestra con su lenguaje silbado, y también el Salto del Pastor, la manera en la que los ganaderos cruzaban la isla y que hoy es tradición e identidad de la isla.
Esta técnica ancestral se abre al mundo con talleres de dos horas en los que volver a la época guanche con un deporte vernáculo único, sorteando dificultades del terreno para adentrarse en el corazón virgen de La Gomera, a golpe de garrote y con saltos al vacío.
Fuerteventura
El reto de dominar el viento y el mar
Su nombre no es casual, Fuerteventura es tierra de viento, de aguas turquesas, playas de arena blanca y paraíso del turismo activo. Los miembos de la élite de los deportes de viento saben que esta isla canaria esconde algunos de los mejores spots de Europa para el kitesurf. Ambiente surfero, parques naturales y dunas infinitas, Fuerteventura es pista de despegue para amantes del kitesurf de todos los niveles, con puntos clave para deportistas experimentados como la playa del Viejo, más conocida como Fragbeach, en Corralejo, El Burro, o La Entubadera, y para principiantes como Piedra Playa en el Cotillo.
Con más de cuarenta nudos en verano, Sotavento es un fábrica de adrenalina para los amantes de los deportes de viento, con escuela, material para alquilar y una laguna natural ideal para el entrenamiento. El turismo activo en Fuerteventura despeina al visitante, y se vive en kilométricas playas de arena blanca en una primavera que dura 365 días al año.
La Graciosa
Una isla sin tráfico para descubrir a pedales La isla de La Graciosa es la más pequeña de
LA GRACIOSA ES UNO DE LOS POCOS LUGARES DONDE NO HAY COCHES
Canarias, un paraíso casi virgen con apenas 600 habitantes. Esta isla logró su ‘independencia’ hace apenas unos años y mantiene su idiosincrasia intacta, como uno de los pocos lugares de Europa donde todavía no hay carreteras asfaltadas, y cuyos caminos alargan las playas en senderos de arena que se adentran en sus únicos dos pueblos.
A La Graciosa no se puede llevar el coche, tampoco los hay ni a la venta ni en alquiler, lo que la convierte en el lugar perfecto para poner a prueba los pedales. Serenidad, naturaleza salvaje y 29 kilómetros cuadrados libres de polución y tráfico para conocer en bicicleta, y uno de los pocos destinos del mundo donde esto es posible en pleno siglo XXI.
El Hierro
Desafío vertical
La pequeña isla de El Hierro es la más joven de las canarias, declarada Reserva de la Biosfera, y en apenas 268 kilómetros cuadrados alcanza los 1.500 metros de altura. La isla del Meridiano no solo es un paraíso para el buceo, sino también un rocódromo perfecto al aire libre para plantar cara a un desafío vertical. Los amantes de la escalada tienen en la isla diferentes tipos de terreno y rocas, lo que se traduce en un abanico de opciones para todos los niveles deportivos, envuelto en un paisaje de contrastes.
Con rutas en roca natural, colgarse de los acantilados de El Hierro es una aventura para quienes no temen a las alturas, con guías especializados, escuelas, rutas definidas por niveles y un mar de nubes que conquistar.
La Palma
Viaje al interior de la Tierra
El volcán de Cumbre Vieja recordó la fuerza de la naturaleza y la furia volcánica imparable que vive en las entrañas de Canarias. Este monstruo de lava y fuego que fascinó al mundo entero sigue vivo en La Palma, y ha dejado su huella en la isla en forma de caprichosos túneles subterráneos, varios de ellos abiertos al público.
El Centro de Interpretación de las Cavidades Volcánicas Caños de Fuego y Cueva de Las Palomas sumerge al visitante en el corazón volcánico de la Isla Bonita, en un laberinto de túneles de lava ya petrificados de la erupción del Volcán de San Juan en 1949. Con formaciones geológicas únicas, La Palma propone un viaje al centro de la Tierra a través de curiosos tubos volcánicos y con una fauna sorprendente, en un recorrido subterráneo que parte cerca del desaparecido pueblo de Todoque y que busca el mar.