ABC - XL Semanal

Delicias al peso

Las tiendas a granel están de moda, y motivos para visitarlas no faltan. Venden delicias ecológicas, alimentos de kilómetro cero, ofrecen una increíble variedad de productos... Su objetivo: revolucion­ar el acto mismo de comprar.

- TEXTO Y FOTOS: DANIEL MÉNDEZ

Todo el mundo me decía que estaba loca, invirtiend­o todo mi dinero en un negocio en medio de la crisis. Pero yo quería autoemplea­rme. Además, siempre me ha interesado la nutrición», cuenta Sara Ingelmo en el almacén de la tienda que tanto revuelo generó inicialmen­te entre familiares y amigos. Gra de Gràcia se llama: una tienda de productos a granel que abrió en el año 2012 en el barrio barcelonés de Gracia. Su decisión no debía de ser tan disparatad­a: hoy ya regenta tres locales en este barrio condal. «Por entonces había muy pocas tiendas a granel en Barcelona, y las que había no respondían a esta filosofía».

«Lo que queríamos era cambiar el concepto de compra: que fuera más responsabl­e. No tan estandariz­ado como en el supermerca­do, donde llegas con una lista de tres cosas y vuelves con quince», explica Sara. Y, en efecto, términos como 'ecología', 'consumo responsabl­e', 'kilómetro cero', 'reducción de residuos'… van habitualme­nte de la mano de las tiendas a granel, que han experiment­ado un incuestion­able boom en los últimos años. Al peso se ha vendido toda la vida, pero el nuevo concepto da un paso más allá frente al ultramarin­os tradiciona­l.

La cercanía con el cliente y con el proveedor es también un aspecto importante. Sara pone el ejemplo de Mikel, la persona que les elabora

el chocolate. «Es un desastre sirviendo –dice entre risas– porque te lo entrega cuando le da la gana, pero te hace un chocolate personaliz­ado como tú se lo pidas: con sal, con pimienta… Muchos clientes me envían un WhatsApp para preguntarm­e cuándo vendrá y me dicen que les reserve tantas tabletas. Esto no pasa en el supermerca­do». Desde luego que no.

SABER QUÉ COMEMOS. También Javier Benzo y Juan González, dos amigos de toda la vida que en febrero de 2015 abrieron la tienda Granel Madrid, hablan de la importanci­a de conocer al proveedor. «Muchas de nuestras legumbres, por ejemplo, las cultiva un amigo de León. Además de la variedad –hemos llegado

EN ESTAS TIENDAS PUEDES ENCONTRAR, POR EJEMPLO, MÁS DE 17 VARIEDADES DE ALUBIAS DISTINTAS Y OLER LAS ESPECIAS

AL PESO SE HA VENDIDO TODA LA VIDA, PERO ESTOS ESTABLECIM­IENTOS DAN UN PASO MÁS ALLÁ: OFRECEN CERCANÍA CON EL CLIENTE Y CON EL PROVEEDOR

a tener 17 tipos de alubias–, es una maravilla tener un producto que conoces bien porque sabes cómo trabaja el productor», cuenta Javier. O la quinoa, que proviene de Castellón y no de Perú o Bolivia.

Juan explica cómo se decidieron a abrir la tienda: «Yo soy vegetarian­o, y en su momento me costaba encontrar muchos productos específico­s o eran muy caros… Además, siempre pensamos que un local de este tipo podría funcionar muy bien en Madrid».

Y continúa diciendo: «Al principio creíamos que iba a entrar más gente preocupada por el tema ecológico o por las dietas vegetarian­as. Pero nos ha sorprendid­o de la cantidad de gente mayor que entra. O chavales jóvenes que están empezando a cocinar en casa y quieren probar cosas…». La clave, explican, es la variedad: en ningún supermerca­do encontrare­mos quince tipos de harina distintos, como tienen ellos. Y también el hecho de comprar exactament­e la cantidad que necesitas. Aunque hay muchos otros motivos. «Cada vez más gente intenta comprar en las tiendas del barrio. Además, puedes ver la alubia o el arroz, oler las especias. Todo esto no te lo da el producto envasado».

COMPRAR CON CONCIENCIA. El modelo de negocio que abrieron Eva y Conchi Rico en San Sebastián, en 2015, es algo distinto: es una franquicia, Granel, que tiene la central en Barcelona y tiendas en varias localidade­s de Cataluña, además de en Oviedo, Bilbao, Valencia, Menorca… «Veníamos de un mundo distinto profesiona­lmente, pero siempre habíamos tenido la idea de consumir lo más sano posible», cuenta Eva. Además, el empaquetad­o convencion­al implica un desperdici­o de plástico y otros materiales que es fácilmente evitable con la compra a granel. «Mucha gente viene de casa con sus propios recipiente­s y los rellena», explican. Además, en su tienda –como en muchas otras a granel– no usan envases de plástico: las bolsas son de fécula de patata y los recipiente­s, que parecen de plástico, son en realidad de fécula de maíz. «La gente está cada vez más conciencia­da», comenta Conchi. Se trata de cuidarse a uno mismo y el medioambie­nte. De reducir residuos no biodegrada­bles y de comprar exactament­e lo que necesitamo­s. De descubrir productos nuevos. Motivos no faltan.

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EN MADRID «Al principio creíamos que solo entraría en nuestra tienda gente vegetarian­a o ecologista, pero entra mucha gente mayor», comentan Javier Benzo y Juan González, dueños de Granel Madrid. UNA EXPERIENCI­A DISTINTA AL SÚPER El objetivo de estos...
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EN BARCELONA «Muchos me decían que estaba loca por abrir una tienda a granel», cuenta Sara Ingelmo, dueña de Gra de Gràcia. Han pasado cinco años y su apuesta fue un éxito. Ya cuenta con tres establecim­ientos.

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