Psicología.
NO VALE ESCONDERSE EN LA CONVENCION DE LA EMPRESA O NO ABRIR LA BOCA EN LA REUNION. HAY QUE TENER UN PUNTO DE OSADIA
Las grandes empresas lo tienen claro: el 50 por ciento del éxito profesional depende del carisma. Y se puede entrenar.
Nada de encogerse e ir cabizbajo por la vida. La cabeza, bien alta. La mirada, directa a los ojos de nuestro interlocutor. ¿Queremos adquirir ese magnetismo que distingue a los líderes? Hagámoslo. Se puede aprender. Es cuestión de actitud, convicción y empatía. El carismático muestra interés por los demás. Preguntemos a quienes nos rodean cómo les va, recordemos cómo se llaman sus hijos.
Y nada de egolatría. Un buen capitán ensalza al equipo, no a sí mismo, y la persona carismática es una especie de capitán. Es un guía al que admiran y siguen los demás.
Por eso se indaga todo lo relacionado con el carisma. Abundan los estudios sobre ese don del que habla incluso la Biblia. Proliferan los cursos de coaching, las sesiones de estimulación del carisma. Y por eso los reclutadores de las grandes empresas andan tras ellos, persiguen a los dueños de personalidad carismática, flautistas de Hamelín que despiertan admiración y entusiasmo y que llevan a sus seguidores hacia mejores resultados.
Hay estudios que certifican que en torno al 50 por ciento de los casos de éxito profesional dependen del magnetismo personal. En los años noventa, los psicólogos económicos estadounidenses Jane Howell y Bruce Avolio demostraron que un liderazgo carismático aumenta la productividad e incluso afecta a la cotización de las acciones de la compañía.
Pero el carisma no es una cuestión meramente profesional. Es una virtud que se puede aplicar a la vida cotidiana. Es una forma de liderazgo. Y el liderazgo es conducta.
EL PODER DE LA SONRISA. Para tener carisma no hace falta empuñar la espada o subirse a un púlpito. Lo podemos adquirir todos. Sí, también usted. «El carisma se puede lograr si se trabajan las claves adecuadas», explica Miguel García Sainz, profesor de Psicología de las Organizaciones y Habilidades Sociales de la Universidad Complutense de Madrid.
Se puede entrenar la oratoria. Y cambiar la manera de movernos y gesticular. John Antonalis, profesor de Psicología en la Universidad de Lausana (Suiza), afirma que las cualidades de liderazgo «se aprecian enseguida a través de la apariencia y la forma de actuar». La voz, la gesticulación facial y el lenguaje corporal dicen mucho de nosotros. La voz firme, mejor que débil; una bonita sonrisa es un arma imbatible; y los gestos amplios ayudan a subrayar los argumentos.
También es muy útil lo que los especialistas llaman 'modelo interiorizado'. Si te crees un
Los especialistas defienden el modelo interiorizado: quien se cree ratón actúa como tal. Si uno se ve como un león, aumenta su poderío