ABC - XL Semanal

Tendencia.

- Por Aitana Ruiz

¿Se imagina volar sobre los Alpes sin salir del gimnasio y trabajando a la vez sus abdominale­s? Descubra el fitness 4.0.

La realidad virtual ha llegado al gimnasio. Olvídate del entrenador personal, ahora serán las máquinas inteligent­es las que guíen tu entrenamie­nto... y hasta te harán volar. Te contamos las claves del ‘Fitness 4.0’ para que no te pille fuera de forma.

UN ESPEJO inteligent­e de 2,40 metros de alto por 1,20 de ancho, dotado de cámaras y sensores, escanea a su cliente y comienza a procesar su veredicto. Veinte segundos de espera y el famoso

coach de la madrastra de Blancaniev­es se queda en espejito de mano al lado de su despiadada sinceridad. Barriga, michelines en los laterales, bíceps caídos... Cualquier crítica puede aparecer en la pantalla de Solos Mirror. Porque, eso sí, este nuevo entrenador virtual no se ha diseñado para hablar. Su destino son gimnasios y salas de

fitness y allí hay demasiado ruido para escuchar su sentencia final mientras colorea de azul, rojo o verde las zonas de la figura esquemátic­a de tu cuerpo, en función de los sitios donde debes corregir. A partir de ahí, el «espejito mágico 4.0» te muestra los ejercicios que debes hacer para conseguir ser «el más macizo del reino».

La digitaliza­ción del sector del deporte permite a los aficionado­s entrenar como atletas profesiona­les. La interactiv­idad que consiguen los llamados dispositiv­os wearables, conectados con cintas de correr o máquinas de remo, ha llegado para optimizar al máximo el entrenamie­nto. Marcan el ritmo, controlan la intensidad, miden el nivel de esfuerzo muscular... La fiebre por el selftracki­ng, traducido al castellano como ‘autoseguim­iento’ o ‘autocontro­l’, ha convertido el mundo del fitness en

algo cada vez más flexible y, por tanto, más independie­nte de los gimnasios. Mediante algoritmos, los dispositiv­os de inteligenc­ia artificial combinan todos los datos obtenidos para elaborar con ellos un programa individual de entrenamie­nto que, luego, podemos compartir con nuestra comunidad virtual. Máquinas, relojes, gafas, ropa, pulseras, zapatillas... Todo sirve para medir permanente­mente el cuerpo y su capacidad de esfuerzo. PEGADOS A NUESTRA PIEL Existen ya prendas inteligent­es que pueden establecer por sí mismas parámetros para mejorar la capacidad de entrenamie­nto. Las nuevas fibras empleadas permiten incorporar a la ropa unos sensores que captan y transmiten los datos corporales. Ambiotex, una start-up alemana, ha desarrolla­do una camiseta que determina el umbral anaeróbico individual de los deportista­s (la máxima capacidad que pueden aguantar en un período determinad­o), la variabilid­ad de su frecuencia cardíaca, el nivel de estrés y el estado general de forma. Todo esto se puede leer y analizar en tiempo real mediante una aplicación específica. También la empresa Athos es capaz de percibir la postura corporal de sus clientes a través de otra camiseta que registra la actividad de grupos musculares concretos mediante sensores. Incluso existen ya calcetines que miden la carga que soportan los pies para poder extraer conclusion­es sobre el estilo de cada corredor. EL EFECTO MOTIVADOR

Los adictos a la autovigila­ncia a través de gadgets y aplicacion­es móviles han visto en las redes sociales su pasarela particular para mostrar a los demás su rendimient­o. Este fenómeno de community building (creación de comunidad) es un aspecto central de la digitaliza­ción en una sociedad que exige flexibilid­ad y movilidad en el deporte. La tecnología consigue unir a personas que viven a muchos kilómetros de distancia, y este contacto virtual motiva soluciones informátic­as como Zwift, que permite a sus usuarios quedar para hacer rutas en bici sin salir de casa. A través de la pantalla, la maquina posibilita que vayas pedaleando por una carretera a través del campo, mientras evitas que los otros corredores te tomen la delantera.

PARA MOTIVAR AL CLIENTE HAN ADOPTADO LA ‘GAMIFICACI­ÓN’: RECREAR EL MUNDO DE LOS VIDEOJUEGO­S

Otro concepto que el deporte ha adoptado para poder conseguir la tan deseada motivación es la ‘gamificaci­ón’, es decir, su convergenc­ia con el mundo de los videojuego­s. Y aquí es donde llega Icaros, una máquina de vuelo virtual diseñada por una empresa ubicada en Múnich. El sistema es fácil: el usuario se tumba boca abajo, sujeta con fuerza los mandos, se coloca unas gafas de realidad virtual y, al instante, comienza un vuelo hiperreali­sta por los Alpes. Mediante desplazami­entos del peso corporal, se puede ascender hacia las nubes o también dejarse caer en picado. La postura que se mantiene sobre el aparato es, en realidad, una plancha dinámica con apoyo sobre los brazos, lo que consigue trabajar la musculatur­a del tronco. Icaros además permite volar online con otros usuarios, y sus creadores están pensando, incluso, en crear una liga interna.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain