Aspiraciones independentistas
Escribió hace poco Juan José Rosales Sánchez sobre la lucha por la libertad de los americanos contra los españoles. Revoluciones de la España de ultramar contra la peninsular, llamadas hasta entonces las dos Españas. Qué curioso. Lo de siempre.
El filósofo caraqueño Simón Rodríguez señalaba el levantamiento como un hartazgo de los americanos ante la falta de visión política del último Rey de España y la ambición de los propietarios y expone una anécdota: una queja dada por desahogo en el seno de una familia debió de iniciar la Revolución francesa. La queja movió conversaciones, sobre estas se escribieron cartas, de las que salieron pliegos sueltos, y de pliegos cosidos se compusieron los libros, que llevaron a América la idea de libertad. Las aspiraciones independentistas triunfaron en las excolonias españolas
a la fuerza armada enviada por la Península, pese a los esfuerzos de las Cortes de Cádiz de buscar otra vía, política y negociada. Si se quiere preservar, como queremos muchos, la unidad de España de modo definitivo, estamos a tiempo de un estupendo acuerdo político. Porque es una idea errónea que basta con el poder militar para meter en cintura definitivamente a nadie. PEDRO GIL PONDAL. GETXO (VIZCAYA)