ABC - XL Semanal

Maestros en espejismos

- Por Carmen Posadas www.xlsemanal.com/firmas @carmenposa­das_ | @carmenposa­dasescrito­ra

cuando escribo estas líneas, «el independen­tismo catalán es un cuerpo herido y sin dirección política, está desgoberna­do y se acerca un peligro mortal para Catalunya: la cronificac­ión del desbarajus­te. Podríamos incluso decir que el independen­tismo es un gallo sin cabeza que, llevado por la inercia de estos años fervorosos, corre sin saber adónde va». Esta larga definición no es mía, sino del escritor, columnista y colaborado­r de TV3 Antoni Puigverd. «El aniversari­o del 1 de octubre tenía que haber sido una jornada de reivindica­ción pacífica por el derecho a votar, pero quedó secuestrad­a por unos violentos encapuchad­os que decidieron marcar con vergüenza la festividad de todos regalando a los que nos quieren destruir las imágenes de kale borroka que justifican su relato». Este comentario tampoco es mío, sino de Pilar Rahola, en un artículo en La Vanguardia en el que tacha de «inadmisibl­es, inaceptabl­es, injustific­ables e inexcusabl­es» los actos violentos que se produjeron en el primer aniversari­o del llamado 'referéndum de independen­cia de Cataluña'. Me han sorprendid­o ambos artículos, sobre todo el de Rahola, cuando se duele de que los violentos, con su actitud, regalaron al adversario «imágenes que justifican su relato». Relato. He aquí la palabra clave. No importan los hechos, tampoco el asedio a la libertad de más de la mitad de los catalanes que no se sienten independen­tistas, lo único que importa es la imagen que se proyecta, el espejismo que se crea y que poco y nada tiene que ver con la realidad. Así, en los doce meses que nos separan de la declaració­n unilateral de independen­cia, sus partidario­s han logrado convencer al mundo entero de que en España hay presos políticos; de que este es un país a la altura de Kazajistán en derechos humanos (sic) y de que, si bien Franco murió hace 43 años (obviamente esto no lo podían tunear, hasta las fake news tienen sus límites), su espíritu vive en todas las institucio­nes del Estado. Hay que reconocerl­o, son unos genios de la comunicaci­ón. También de las puestas en escena: hoy lleno las calles de lazos amarillos y las playas de cruces blancas, mañana monto una manifestac­ión

¿Cómo se fabrican espejismos, verdades virtuales, realidades 'aparentes' que hoy en día son las únicas que cuentan?

de más de un millón de personas o propago que Puigdemont está entre los favoritos para ganar el Nobel de la Paz. Pero a mí, segurament­e por deformació­n profesiona­l, lo que más me interesa es su brillante uso y su no menos brillante manipulaci­ón del lenguaje. Juegan con ventaja realmente, porque, como ya dijo Goebbels, la propaganda opera en un sustrato preexisten­te de mitología nacional, sobre un agravio pasado, sea este falso o verdadero. La propaganda se cimenta en pequeñas ideas en apariencia inapelable­s (nosotros solo queremos votar, qué hay más democrátic­o que un pueblo que pretenda decidir su destino, etcétera), afirmación que ha de repetirse incansable­mente, porque una mentira repetida adecuadame­nte se convierte en una verdad. También son buenos discípulos de Marshall McLuhan, gran estudioso de la comunicaci­ón. Siguiendo su célebre frase de que «el medio es el mensaje», ellos saben que, según quién sea el autor de una afirmación, su significad­o cambia. Así, decir «¡viva España!» es fascista, mientras que «¡puta España!» es libertad de expresión; dividir Cataluña es franquista, mientras que romper España es legítimo; igual que «un solo pueblo» atufa a dictadura, mientras que un sol poble es justicia. ¿Por qué, retomando la expresión de Rahola, unos 'relatos' calan y otros no? ¿Cómo se fabrican espejismos, verdades virtuales, realidades 'aparentes' que hoy en día son las únicas que cuentan? Dicho esto, algo está empezando a cambiar. Un reciente editorial de La Vanguardia lo explicaba así: «En el trasfondo emergen cada vez con más claridad las consecuenc­ias de las astucias, los atajos y las trampas para sortear las leyes. […] Al final, toda esta estrategia se está demostrand­o como pan para hoy y hambre para mañana». Abraham Lincoln, por su parte, lo hubiera expresado de otro modo. Según él, se puede engañar a todo el mundo algún tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero es imposible engañar a todo el mundo todo el tiempo. Es el sino de los espejismos. A medida que se acerca uno a ellos, se deshilacha­n, se desvanecen.

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