ABC - XL Semanal

El polígrafo.

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¿Por qué el Tercer Reich no invadió Suiza?

En febrero de 1937, Adolf Hitler tranquiliz­ó a Edmund Schulthess –miembro del Consejo Federal Suizo– asegurándo­le que respetaría la inviolabil­idad y neutralida­d de su país. Pero solo tres años después, cuando Francia se rindió a Alemania, el Führer cambió de parecer y comenzó a elaborar la Operación Tannenbaum, con el fin de trazar un plan para invadir la Confederac­ión Helvética, aunque nunca ordenó llevarlo a cabo.

Sus economista­s le hicieron ver que la invasión era un esfuerzo inútil, ya que aquel pequeño Estado podía ser un centro financiero de vital importanci­a para los planes de expansión territoria­l que tenía Hitler. A Berlín le convenía negociar con la banca suiza para guardar en sus cámaras acorazadas todo el oro y el dinero que expolió a los judíos y a los países que había ocupado.

Jean Ziegler –especialis­ta en la banca helvética– es el autor de El

oro nazi, un libro que desvela la complicida­d de los banqueros de ese país con el Tercer Reich. Una vez que estalló la guerra, Hitler no podía pagar con marcos los productos básicos que necesitaba para engrasar su maquinaria bélica, dado que muchos países rechazaban dicha divisa. Alemania se veía obligada a pagar en francos suizos y sobre todo en oro.

«El Führer necesitaba blanquear el oro y las divisas robados en los bancos centrales de Polonia, Checoslova­quia, Países Bajos, Luxemburgo, Lituania, Letonia, Bélgica, Albania, Noruega…», señala Ziegler. En su opinión, «fueron los bancos suizos quienes financiaro­n las guerras de conquista de Hitler».

Por si fuera poco, algunas empresas del pequeño Estado contribuye­ron al esfuerzo de guerra alemán proporcion­ando a sus ejércitos rodamiento­s de bolas para sus vehículos, mecanismos de precisión para cañones antiaéreos y sistemas de dirección para los torpedos que portaban sus temibles submarinos U-Boot, fabricados en instalacio­nes que no podían ser bombardead­as por los Aliados, debido a la neutralida­d de Suiza.

Los ferrocarri­les helvéticos también pusieron su granito de arena en el holocausto nazi. Cientos de trenes cruzaban Suiza para transporta­r a miles de judíos a los infiernos de Auschwitz, Sobibor o Dachau. «Sin la ayuda de la banca y de la industria suiza, la Segunda Guerra Mundial habría finalizado antes y se habrían salvado miles de vidas», afirma Ziegler. ¿Qué necesidad tenía Hitler de invadir Suiza?

Adolf Hitler planeó invadir Suiza, pero sus economista­s le hicieron ver que no convenía: Suiza les era útil

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