Los 'tonto-listos'
Cada ser humano es diferente por atributos habitualmente antagónicos. La mayoría de las cualidades son excluyentes (un alto no puede ser a la vez bajo), pero en la categoría de listos y tontos ambas cualidades pueden convivir en alguien. Así surge la figura del 'tonto-listo', que ante todo es tonto. Su coeficiente intelectual, bajo; su nivel académico, pobre; y su conversación, simplona. Todo el mundo (con excepción del resto de 'tonto-listos') lo ve como un tonto. Sin embargo, el 'tonto-listo' a su vez es listo por su habilidad para prosperar sin merecerlo. Incapaz de trabajar por
cuenta propia o ajena, encuentra su hábitat perfecto en los partidos políticos. Pega carteles electorales, hace bulto en los mítines... Y pasan los años hasta que consigue su objetivo: un puesto en un ente público. Y ahí es donde se hace fuerte. Para ello hará piña con otros 'tontolistos' en igual situación formando auténticas redes. Y así anda España. Gobernada por 'tonto-listos' desde los capilares de la municipalidad hasta las más altas esferas del poder nacional. Un entorno tóxico e ineficiente, donde prima el interés personal sobre el público; donde lo importante es perpetuarse en el puesto y donde los que mandan ni quieren ni saben gobernar. ¡Así nos va!