La carta de la semana
Gracias, hospital
del Barbanza. Por la humanidad prestada a mi tío en los dos últimos años de su vida. Allí acudí con él después de haber sido prácticamente desahuciado por un hospital 'de los grandes' porque no sabían qué hacer con él, que cada día estaba peor y lo enviaban para casa, para morir. En el hospital del Barbanza (comarca de Coruña) apostaron por mi tío, que a sus noventa años aún conducía, navegaba por Internet, leía el periódico a diario. Y gracias a esos quince días más de antibiótico y cuidados lo tuvimos entre nosotros dos años más y, aunque dependiente, pero con ayuda de HADO (maravillosos), el 061 y el centro de salud de Xuño (también maravillosos), aquí estuvo, tomando decisiones, contándonos historias, haciéndonos compañía e interesándose por las noticias del mundo. Los últimos veinte días de su vida estuvo ingresado, luchando entre la vida y la muerte, pero gracias a la doctora Lijó y los demás médicos, enfermeras, auxiliares y demás personal se fue en paz, sin sufrimiento, porque allí no escatimaron humanidad para que así fuera.