UN HÉROE ESPAÑOL
En la batalla del Cabo de San Vicente, en 1797, al granadero extremeño Martín Álvarez le ordenaron defender la bandera de su navío. Se quedó solo, pero no se rindió. Mató a varios ingleses antes de caer. Lo dieron por muerto, pero no lo estaba. «Los ingleses lo curaron y lo mandaron a casa –dice Ferrer-Dalmau–. Lo consideraron un héroe». Murió cuatro años después, de una infección.