Audio
Ayer recibí un archivo de audio en mi teléfono móvil y lloré al escucharlo. Llevaba un año sin saber nada de aquel muchacho. Hacía un año y medio, mis compañeros de emergencias (enfermera, técnicos, bomberos) y yo nos habíamos esforzado en sacarlo de aquel vehículo estrellado en que se encontraba atrapado. Colocamos su cuerpo inerte e inmovilizado en una camilla, lo intubamos, lo hicimos respirar, lo sondamos, le administramos medicación y lo llevamos a un hospital. Hace un año mi cabeza bulló pensando que tenía una mínima posibilidad de sobrevivir y que, si no lo hacía, su familia decidiría tal vez donar sus órganos para salvar a otras personas. En el audio, la voz balbuceante de aquel chico de 19 años me comunicaba que estaba vivo, en rehabilitación, y me prometía una visita. Me había encontrado a través de familiares de amigos para darme las gracias por aquella asistencia de hace un año. Hoy le doy las gracias yo a él, pues su agradecimiento nos consuela, anima y alienta a servir lo mejor posible en nuestra dura labor de emergencias.