Falso valor, falso precio
Leo con asombro que a los clientes de las marcas más comunes empieza a preocuparles cómo pueden valer tan poco las prendas que consumen. Han pasado más de 30 años desde que las empresas asiáticas empezaron a invadir los mercados. España ya tenía entonces una estructura social consolidada: educación gratuita, Seguridad Social, servicios públicos... Ello permitía a las empresas ofrecer salarios, horarios y derechos que garantizaban el progreso de todos. Yo entonces era comerciante, trabajaba mucho con empresas españolas y europeas y vi cómo fueron desapareciendo casi todas no porque no evolucionaran, sino porque los clientes no veían el valor, solo el precio de algo más barato que por su calidad, muchas veces ínfima, era realmente carísimo. Traté de explicar el valor de mis géneros, pero también tuve que cerrar. Espero que quienes trabajan en las fábricas de Asia consigan cuanto antes esos derechos que nosotros conseguimos, pero también que sean más rápidos en reaccionar cuando sepan que en Occidente ya hay personas que trabajando malviven… ¿como ellos?