Le exigen que abandone
Un afortunado
18 de mayo acudí a una fiesta nocturna tras una representación de Tosca, bellísima ópera de Puccini, en el Palau de les Arts de Valencia. Quiso la casualidad que me dirigiera a una joven mujer rusa que me atrajo a primera vista y que resultó ser estudiante de canto lírico. De manera desvergonzada, le pedí que
me cantara una canción patriótica rusa que despierta en mí un torrente de emociones. Ella accedió, y esas notas resonarán en mi cabeza para el resto de mis días. Lyuba estudia en Valencia, aquí reside su profesor. Su voz es infrecuente, potente y de amplia tesitura. Aprendió castellano en un año, tiene un comportamiento ejemplar y medios económicos para vivir aquí. Es talentosa, esforzada y ha conseguido que le ofrezcan un buen puesto de trabajo. Después de trámites tan tediosos como angustiosos, a Lyuba le deniegan el visado sin darle una oportunidad de aportar nueva documentación, pues rechazan la aportada. Le exigen que abandone el país. Lyuba brilla como una estrella, pero quieren arrancarla del cielo y arrojarla a la Tierra. Que no se confunda el egoísmo de su novio enamorado, que escribe estas líneas, con un reclamo más justo que los personales: que la dejen formarse y brillar, porque un día también actuará en el Palau de les Arts, se lo facilite España o no.