El agua en el restaurante

SI EN NUESTRAS CASAS bebemos agua del grifo, ¿por qué no en los restaurantes? Si han viajado a Estados Unidos, habrán visto que en cualquier lugar, desde un modesto BBQ de carretera hasta el más lujoso tres estrellas Michelin, lo primero que hacen los camareros es servir un vaso de agua con hielo. Sin necesidad de preguntas. Por el contrario, cuando nos sentamos a la mesa en la mayor parte de los restaurantes españoles, el camarero se acerca con dos preguntas: ¿tomarán agua?, ¿con gas o sin gas? Se refiere, claro está, a una botella de agua envasada que será convenientemente incorporada a la cuenta final, en ocasiones multiplicando de manera exagerada su precio en las tiendas. Hubo un tiempo, no muy lejano, en que eran frecuentes las cartas de aguas. Más de veinte distintas llegaron a tener algunos establecimientos en un ejercicio de preocupante esnobismo. En ciudades como Madrid, donde el agua del grifo es de gran calidad, no tiene sentido beberla embotellada. Salvo que sea con gas. Y para otros lugares donde al agua no es tan buena existen en el mercado unos aparatos magníficos que la filtran y la depuran para que pueda servirse luego en botellas personalizadas con el nombre del restaurante. Por suerte el agua del grifo, servida en jarra o en pequeñas frascas, empieza a ser algo más habitual, pero aún queda camino por recorrer. Hay que perder los complejos y acostumbrarse a pedirla. •

PRÓXIMO DOMINGO: Benjamín Lana