El Mundo Nacional - Weekend - Actualidad Económica
Energía y tecnología en Europa
El otoño ya está aquí mientras se refuerza la sensación de que el tiempo del idealismo geopolítico y de la excelencia en la política son parte del pasado. La sensación de progreso constante conforme a unos cánones y reglas preestablecidas, de mejora continua, ha desaparecido, a pesar del esfuerzo desplegado y también de los indudables éxitos prácticos alcanzados para recobrarla, algunos recientes. José Borrell, Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, reabrió el debate de la autonomía estratégica europea antes de la invasión de Ucrania, logrando acelerar la reflexión europea, y sobre todo su reacción, para afrontar los retos energéticos, tecnológicos y de seguridad que el inestable y en constante transformación contexto geopolítico ha puesto en evidencia. Así, habremos perdido la sensación de progreso colectivo, de gradualismo económico, pero no el convencimiento de que la respuesta a las dificultades actuales sólo puede ser europea.
Los europeos están dispuestos a soportar las consecuencias del ajuste provocado por la invasión de Ucrania simpre que el posterior plan de recupración sea sostenible.
La realidad política es, sin embargo, compleja, porque las respuestas no son todavía lo suficientemente sincrónicas, ya sea porque los intereses nacionales sustantivos perduran aun siendo, por diferentes razones, contrarias al único bien común posible -la oposición francesa al midcat, por ejemplo, o la defensa populista de medidas económicas procíclicas, ineficaces y contrarias a lo que la Comisión Europea plantea-.
Las encuestas muestran que los ciudadanos europeos, no obstante, están dispuestos a soportar las consecuencias del ajuste provocado por la invasión de Ucrania, siempre y cuando el posterior plan de recuperación sea consistente. También muestran que no desean sacrificar la lucha contra el cambio climático comprometiendo la prosperidad de las siguientes generaciones (ver More in Common: Navigating the cost of living crisis in Europe).
Las circunstancias, hacer de la necesidad virtud incluso, y la aceleración de los cambios tecnológicos representan una oportunidad para hacer las cosas mejor en Europa. Europa carece de grandes compañías tecnológicas propias con tecnología endógena, y no se puede tener autonomía digital sin empresas. China y los EUU están en guerra silenciosa por esta cuestión. La legislación europea se ha orientado siempre a la mejora de los derechos de los consumidores y las interconexiones entre Estados miembros, el Mercado Único, pero ha sido un desastre si atendemos a objetivos tecnológicos y corporativos.
El NextGenerationEU, la respuesta europea para salir reforzados de la pandemia, y ahora también de las consecuencias de la invasión de ucrania, es una oportunidad única que está sirviendo para desvelar debilidades. La modernización del sector público, por ejemplo, escaso de medios y probablemente también de actitudes abiertas y flexibles ante irrenunciables transformaciones.
En Europa, por ejemplo, el número de proyectos e investigadores que trabajan en proyectos de inteligencia artificial (IA) crece exponencialmente, generando una ocasión única para la interacción entre gobiernos y ciencia que puede contribuir a solucionar los problemas que las administraciones muestran ante la innovación tecnológica como la ausencia de expertos de perfiles avanzados en las mismas, lo que dificulta su transformación porque con frecuencia ni siquiera son capaces de evaluar adecuadamente sus necesidades. Pues bien, asumiendo desde los valores europeos que el uso exclusivo del enfoque cuantitativo para la IA es un error, que se debe realizar un acercamiento ético y humanista, éste es un espacio donde ni China ni los EEUU han consolidado aun su liderazgo, si reaccionamos, claro.
En materia energética, recordando que la energía siempre ha formado parte del proyecto europeo
(CECA y Euratom), y que en la crisis del petróleo de los ’70 se adoptaron medidas de emergencia que ahora parecerían salvajes, los principios sobre los que se basaba nuestro modelo energético han saltado por los aires: tecnológicamente, en cuanto a estabilidad de suministro, y respecto a materias primas y estratégicas. El paradigma hoy es otro, en el marco de la autonomía estratégica, y la respuesta exige una transformación de tal profundidad que sólo mediante una “clusterización” industrial completa de las nuevas tecnologías hidrógeno y renovables- de escala continental que no dejar a nadie atrás -no sólo entre Alemania y Francia- y que integre a las regiones estratégicas para la UE Latinoamérica y Magreb- es posible. Es la construcción de la unión energética europea (ver Hablamos de Europa: clima y energía, EsadeGeo).
Ciberseguridad, transformación del mundo del trabajo por digitalización, defensa de los ecosistemas y de la biodiversidad, cohesión social, calidad democrática… todas son cuestiones cruciales en las que nos jugamos nuestro futuro mientras que la discusión local se desvía alimentada por pequeños intereses, egos y corporativismos. El tiempo se acaba.
La sostenibilidad está en el ADN de Iberdrola desde hace más de veinte años. En 2020, ante la necesidad de ordenar y analizar los datos que produce su actividad, recurrió a Sygris. Sergio Brihuega y Emilio Tejedor charlan sobre esta experiencia y sobre el abordaje de las estrategias de sostenibilidad en el sector de la energía.
¿Cómo ha evolucionado el enfoque de Iberdrola hacia la sostenibilidad en los años que lleva trabajando en este reto?
A principios de los 2000, Iberdrola siente la necesidad de migrar hacia la prestación de un servicio más sostenible, y empieza a introducir energías renovables. Ese concepto de sostenibilidad enmarca una visión a largo plazo que se va permeando en la empresa y va transformando el modelo con el que desarrolla sus actividades. En estos años, además, hemos pasado de ser una empresa española a ser una multinacional enorme. A la vez que íbamos creciendo, los objetivos de sostenibilidad han ido integrándose en la operación, y surgían nuevas necesidades de coordinar, de recopilar información sobre nuestras emisiones y nuestro consumo de agua y otros recursos.
No sólo habéis hecho energía de forma más sostenible, también habéis hecho negocio de manera más sostenible.
Sí, va todo unido. El énfasis de Iberdrola en la sostenibilidad está muy dentro de nuestro modo de operar. Empezó en el medio ambiente y ha ido migrando hacia beneficios sociales en las zonas en las que operamos. Toda la sociedad va evolucionando y va exigiendo cada vez más, e Iberdrola, que empezó antes que las demás, se ha ido adaptando y jugando una posición de cabeza.
Si algo ha tenido Iberdrola siempre ha sido decisión. Llevamos décadas viendo que va por delante de sus competidores, también a nivel internacional, con una visión de saber lo que le iban a demandar los grupos de interés. ¿Adónde crees que nos va a llevar esa visión en el futuro?
La necesidad de un cambio de paradigma para mitigar y compensar la crisis climática está dando sus frutos, y también ha ido evolucionando hacia otros aspectos, como la crisis de la naturaleza. No podemos seguir exigiendo cada vez más a los ecosistemas sin tener en consideración su propia salud. En Iberdrola tenemos una interacción importante con el terreno y tenemos que cuidarla; ya no vale sólo producir. ¿Cómo protegemos la biodiversidad? ¿Cómo conseguimos que las sociedades que tienen esas infraestructuras en su entorno prosperen de una manera razonable? Todo eso ya se está considerando en nuestros desarrollos y en la operación de nuestras infraestructuras. Y es fundamental para el negocio; si no tenemos en cuenta la naturaleza, y los pueblos, nuestra actividad va a ser rechazada antes o después.
También sois el gran ejemplo de transparencia en estos temas entre las grandes multinacionales. ¿Cuánto tiempo lleváis haciendo un informe específico sobre biodiversidad y cómo transparentáis vuestro impacto en el entorno?
Ser claros y transparentes ante la sociedad sobre nuestros impactos ha sido una preocupación muy importante. Llevamos certificando nuestros informes desde mucho antes de que fuera un requerimiento legal. En 2007 salió nuestro primer informe de biodiversidad, en el que ya reportábamos nuestro modelo de protección de la naturaleza, y lo hemos ido publicando cada dos años. Cada vez han sido más extensos, con más proyectos, con todo el esfuerzo que supone porque estamos hablando de una empresa muy grande. Es un reto establecer los procesos de captura de información, procesado y agregado para llegar a conclusiones. La idea no es sólo ser transparentes sino aprender y mejorar.
Otra cualidad de Iberdrola es la calidad del servicio, que es una de tus responsabilidades. ¿Cómo os ha ayudado la tecnología en la calidad de los procesos?
El sistema de calidad afecta a cualquier actividad, desde la producción de energía a cómo proteges el medio ambiente, y todo eso requiere información coherente, sólida y actualizada para saber en qué punto estás. Con Sygris, desde que lo implantamos hace dos años y medio, hemos hecho un proceso de desarrollo conjunto del cual estamos muy satisfechos, porque hemos ido aprendiendo a partir de nuestras necesidades originales. Hemos ido perfilando juntos lo que se podía hacer, lo que no, nuevas ideas, y ahora disponemos de una plataforma en la cual cualquier empleado, en cualquier país, es capaz de reportar la información de la que es responsable desde su escritorio. Todo se integra de forma coordinada para producir multitud de informes. Puedes medir si vas mejorando o empeorando, y a partir de ahí desarrollar planes de acción, objetivos y cambios, que es lo que buscas cuando implantas un sistema de calidad.
Hoy la sostenibilidad es un tema muy de moda, y hay mucha gente que se está enfrentando por primera vez a este reto. ¿Qué les recomendarías?
La respuesta sencilla es: siéntate a mirar tu actividad, qué hace tu empresa, cómo interactúas con lo que te rodea, cómo cambias, cómo demandas recursos, qué haces con tus residuos. Mira dónde estás ahora mismo y qué puedes ir mejorando. Muchos de estos cambios son prácticamente gratuitos. Empieza a dar pequeños pasos, irás avanzando y eso aportará beneficios para la empresa, desde el punto de vista reputacional y regulatorio, y genera una mayor sensación de orgullo de pertenencia para empleados y clientes.
Iberdrola ha sido pionera en la apuesta por el verde. ¿Qué te llevó a abanderar y liderar la transformación en una energética que respeta el medio ambiente?
Nuestra motivación por la sostenibilidad es sincera, y partió de una visión empresarial. Se vio el potencial de las energías renovables y se hizo una apuesta muy seria por ellas. Y esa apuesta genuina, a largo plazo, ha generado beneficios para la compañía. Desde el punto de vista empresarial, la sostenibilidad hoy en día es inexcusable. Cualquier empresa que quiera estar presente dentro de unos años tiene que integrar la sostenibilidad en su operativa diaria. Hacer las cosas por aparentar acaba siendo dañino.
“No podemos seguir exigiendo cada vez más a los ecosistemas sin tener en consideración su propia salud”
“Cualquier empresa que quiera estar presente dentro de unos años tiene que integrar la sostenibilidad en su operativa diaria”