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Una joyería histórica que quiere volver a la cima
La emblemática firma española se reinventa volviendo a sus orígenes más artísticos, al tiempo que el sector reivindica su condición de valor refugio frente a una inflación desbocada
Los metales preciosos siempre se han considerado una alternativa como reserva de valor en escenarios inflacionarios y en los últimos años, en un contexto de incertidumbre internacional se ha observado un incremento de la oferta y de la demanda. El oro es una materia prima que permite proteger el patrimonio en situaciones volátiles ya que este valioso metal resiste la devaluación del papel provocada por la inflación. “El oro es una inversión segura”, sentencia Daniel Calvo, experto en joyería con tres décadas de experiencia en el sector. “Hace 25 años el gramo estaba a ocho euros y ahora oscila en torno a los 42 euros”, quien hoy es el director creativo de Carrera y Carrera, la icónica firma joyera que inicia una nueva etapa centrada en consolidar su posicionamiento como marca de referencia en el sector de la joyería artística.
Al frente del equipo creativo, Calvo se ha propuesto recuperar el ADN del diseño característico de la casa, aquel que durante varias décadas consiguió satisfacer los gustos más exigentes de aristócratas y famosas de todo el mundo, como la cantante Taylor Swift, que eligió una espectacular sortija tigre de la firma en la gala Billboard Music Awards de 2015 o la diva del pop Madonna, que un año antes posó espectacular en su Instagram con el mismo anillo antes de acudir a la gala de los Oscar.
Carrera y Carrera, la firma que conquistó las alfombras rojas, fue fundada en 1885. El taller artesanal de José Esteban Carrera empezó a adquirir fama por su especial tallado de piedras preciosas en su local de la madrileña calle de Santa Isabel. Años más tarde, varios familiares tomaron el relevo y crearon la marca que en la década de los 50 del siglo pasado comenzó a recibir importantes encargos, como la realización de la tiara nupcial para Fabiola de Mora y Aragón para su enlace con el rey Balduino de Bélgica en 1960.
Fue en los años 70, cuando un grupo de empresarios entre los que estaba Antonio Calvo (padre del actual director creativo de la firma), se incorporaron al organigrama de la empresa para empujar aún más sus ventas fuera de Europa. “Fueron los responsables del empujón internacional”, apunta. A finales de 2001, cuando la renovación y el crecimiento estaban en pleno apogeo, Lladró inyectó 15 millones de euros en la empresa, se hizo con el 45% de la sociedad y se convirtió en distribuidor de la firma en el mercado americano. En 2006, la compañía de cerámica adquirió la totalidad de la compañía aunque desde 2014 pasó a formar parte de la sociedad Caruli Limited, controlada por un grupo de inversores rusos y con sede en Londres que lo convirtió en una multinacional con presencia en más de 40 países repartidos por todo el planeta. Ahora, la marca ha cambiado de propietarios, entre ellos los hijos de Antonio Calvo, “responsable de su expansión internacional”, apunta Daniel.
Tras tiempos convulsos, la legendaria joyería arranca una nueva etapa. “Se ha recuperado la marca y junto a Magerit, una marca competidora durante toda la andadura de Carrera y Carrera, se ha fusionado en el mismo grupo en el que actualmente trabajamos unas 70 personas”, explica Calvo.
UNA MIRADA AL PASADO. Daniel Calvo tiene una clara obsesión por hallar el vacío, constatar el hueco e indagar en las entrañas de las piedras. En la colección debut que ha concebido para este nuevo capítulo de Carrera y Carrera ha apostado por recuperar el estilo característico de la casa, aquel con el que vivió sus mejores momentos. “Esta vuelta al origen representa un homenaje al savoir faire de una firma de origen madrileño que revolucionó el mundo de la joyería con sus atrevidos e innovadores diseños que fueron embajadores de la marca España a nivel internacional”, apunta. “He buscado volver al origen con un toque actual, trabajando en los detalles y en los distintivos acabados que combinan brillo y matizado. La nueva colección se llama Origen y está formada por 43 pieza, que pueden adquirirse por un rango que parte de los 1.800 a los 50.000 euros, son creaciones artísticas que dan forma a animales exóticos, como panteras y pavos reales que se interpretan con total realismo y se fusionan con elementos ornamentales y arquitectónicos. El uso del bajo relieve y la combinación de acabados brillo y mate, sellos característicos de la casa, permiten resaltar cada detalle, aportando realismo y sentido artístico. “Se han incorporado elementos geométricos, de tendencia en la industria de la moda, que añaden el toque perfecto de vanguardia y modernidad a las piezas, todas trabajadas en un proceso manual”, dicen Daniel, confieso amante del estilo art déco y la escultura clásica, que en Origen ha engarzado en el metal brillantes blancos, dioxitas, amatistas, rubelitas, tanzanitas, ónix y madreperlas, “todas adquiridas a proveedores certificados”.
Con una formación académica de Marketing, esta mente creadora reconoce sentir una emoción especial al asumir la dirección creativa de la firma a la que su padre dedicó “tantos años de su vida y con la que yo entré en contacto por primera vez siendo un niño”. En reconocimiento al legado que recibió, el diseñador ha decidido recuperar los iconos más representativos de la marca, pero también va a completar el catálogo de Carrera y Carrera. “Cuando hemos recuperado la marca hemos visto que hay mucho producto que falta y en nuestro siguiente paso es incorporarlos, al mismo tiempo que renovemos clásicos, como la colección icónica Círculos de Fuego, que queremos revisar y actualizar”.
En esta nueva andadura, la firma cuenta con alcanzar en su primer año tras la vuelta una facturación de 20 millones. En su plan estratégico de crecimiento se incluye volver a abrir boutiques propias, pero mientras ese momento llega, sus diseños pueden adquirirse en un total de 57 países en joyerías multimarca. “Hemos vuelto y tenemos un proyecto ambicioso”, asegura el diseñador que reconoce sentir fascinación por el diamante, “que es la piedra más atractiva, refleja la luz como nadie, es la más dura y muy excepcional”.
Daniel busca mantenerse fiel a la tradición artesanal joyera que le cautivó desde niño. Un meticuloso proceso que abarca desde la fase de diseño al bruñido a mano final y con el que volver a conseguir que, como en su etapa dorada, algunas de las piezas emblemáticas de Carrera y Carrera sean referentes de la marca España y tengan lista de espera.