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El mejor libro sobre inversión de la historia
Si hay un libro importante en la historia de los mercados este es El inversor inteligente de Ben Graham, padre del análisis fundamental y mentor (entre otros) de Warren Buffett, el inversor más exitoso e influyente de la historia. Editado por primera vez en 1949, el veterano profesor de la universidad de Columbia –considerado entonces del decano de Wall Street– glosaba todo su saber sobre los mercados en un libro que califica todavía hoy Warren Buffett como el mejor libro de inversión de todos los tiempos. Recientemente Deusto ha sacado una nueva edición de lujo de tapa blanda con prólogo del propio Buffett y valiosos comentarios del periodista experto en temas financieros Jason Zweig al final de cada capítulo.
Se trata de un libro extenso, plagado de ideas de las que aquí sólo vamos a poder destacar unas pocas. Una primera idea es que para invertir con éxito no hace falta tener unas capacidades intelectuales muy altas, Wall Street no es rocket science –no necesitamos de las matemáticas para enviar un cohete a la Luna–. Lo que hace falta es contar con un marco intelectual sólido que permita un entendimiento sobre qué es realmente el mercado para poder actuar de manera acorde y racional. De forma célebre Graham se refirió a los mercados como Mr. Market, para luego hacer una descripción de los mismos que permanece inalterada hasta el día de hoy. Mr. Market, señaló Graham, funciona como un péndulo, alternando momentos de euforia, en donde las valoraciones resultan injustificadamente altas, y de gran pesimismo, donde las acciones pasan a estar inexplicablemente baratas. Esto es debido a que los mercados operan a corto plazo, movidos la mayoría de veces por las emociones y sin atender a los fundamentales de los subyacentes. El “inversor inteligente” es aquel que sabe comprar a los pesimistas y vender a los optimistas.
Ser capaz de distinguir entre valor y precio es clave y exige ver las acciones como lo que son: la parte proporcional de un negocio, de una empresa; una comunidad de personas trabajando para un fin común. Graham señala cómo la atención se ha de poner en esto último, en los fundamentales del negocio analizándolo para tratar de estimar cuál será el rendimiento futuro que pueda darnos. Estos beneficios futuros descontados a una tasa adecuada (coste de capital ajustado al perfil de riesgo del negocio concreto) nos permiten estimar lo que conocemos como valor intrínseco o fundamental. En la medida en que este valor sea muy superior al precio de cotización al que nos ofrece las acciones Mr. Market, y que Graham bautizará como “margen de seguridad”, mejor: mayor será nuestra rentabilidad esperada, y menor será la probabilidad de incurrir en una pérdida permanente de capital.
Este último punto también es crucial; el libro está planteado en todo momento en clave ‘negativa’ en el sentido de que no es un manual sobre cómo hacerse rico en Bolsa (cualquier intento de este tipo constituye un fraude), sino que quiere ser un texto para que el lector minimice las probabilidades de perder dinero en Bolsa. Para ello, podemos señalar dos grandes lecciones a las que el autor dedica más atención. Por un lado, la importancia de la valoración, y cómo ésta (en definitiva, el precio) determina el riesgo de nuestra inversión: cuanto más baja sea, mayor el margen de seguridad, concepto central para Graham, que orienta toda su obra desde la perspectiva de gestionar el riesgo de manera racional. Un enfoque que no tiene nada que ver con las teorías neoclásicas desarrolladas con posterioridad donde el riesgo se convertirá
Warren Buffett, presidente y director ejecutivo de Berkshire Hathaway. (tontamente) en una función de la volatilidad. Graham, por ejemplo, critica los trabajos que en 1969 (el libro fue actualizado en 1973 con una reedición) ya estaba publicando Richard Brealey (MIT) sobre “riesgo” y “retorno” apoyados en un análisis histórico de la volatilidad y que tanta confusión y crisis financieras han provocado.
Por otro lado, la importancia del comportamiento. El tema de los mercados y la conducta es algo presente desde el primer libro sobre Bolsa de José de la Vega a principios del siglo XVII, pero seguramente es Graham el primero en abordar el tema de manera metódica, concretamente en el capítulo 8 (para Buffett, uno de los dos fundamentales del libro, junto con el 20 donde se aborda el tema ya comentado del “margen de seguridad”). Con un gran conocimiento de la psicología inversora (que Graham sufrió en primera persona durante el crac de 1929), el autor explica cómo los fuertes sentimientos a vender o comprar acciones resultados de las fuertes e inevitables oscilaciones en los precios son naturales; forman parte de nuestro comportamiento instintivo de supervivencia. El buen inversor, el inversor inteligente, es aquel que sabe dominar estos instintos guiando sus decisiones de inversión únicamente por los hechos (valor fundamental); y al revés, sabe poner la volatilidad del mercado a su servicio. Sacar un buen resultado en Bolsa descansa sobre todo en mantener el sentido común y un comportamiento racional y orientado al largo plazo en todo momento.
El libro también contienen un capítulo, el segundo, en donde de forma específica se aborda el espinoso asunto de la inflación (y la lucha contra ella) y sus implicaciones para el inversor, que hoy tanto vuelve a preocupar a los inversores. Graham aborda el tema de cómo construir una cartera de inversión en momentos de subidas de precios. El análisis se realiza en 1949, cuando el periodo inflacionista de referencia era el de 1915-20, cuando el coste de la vida se duplicó y las acciones subieron un 41%. Cuanto más largo es el periodo de análisis, se llega hasta 1972, las acciones ordinarias habían tenido una apreciación del 8% anual acumulativo, más que las obligaciones, la otra gran alternativa de inversión. Lo más interesante en el análisis, aún vigente hoy, es su atención al efecto de la inflación sobre la rentabilidad sobre el capital invertido: los efectos que tiene la inflación sobre las inversiones de capital y cómo sólo empresas con gran capacidad de subir precios son capaces de proteger sus márgenes y rentabilidad, algo que no es evidente que ocurra, menos cuando se escribieron estas reflexiones: EEUU se enfrentaba a un escenario de tensión en los precios y una demanda debilitada, o estanflación.
El libro aborda otros muchos temas como los diferentes perfiles de inversor, la importancia del beneficio por acción y cómo calcularlo de manera correcta (el texto recuerda la importancia de la contabilidad para cualquier inversor), el importante tema de cómo evaluar equipos directivos y la necesaria alineación entre estos y los propietarios de la compañía, además de muchísimos casos prácticos, todo con un marcado acento académico; el libro se lee de la misma forma que uno asiste a clase con un buen profesor. El libro es una defensa de la inversión evitando especular. Nadie debería invertir en Bolsa sin haberlo leído antes.