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Por qué el grupo de diamantes de Di Caprio no pone aún tras 16 meses la primera piedra en España Diamantes que no son «de sangre», según Leonardo di Caprio
Situado contra la extracción minera de diamantes desde que protagonizó Diamante de Sangre, Leonardo di Caprio no sólo ha invertido, sino que apadrina en su página web a la empresa estadounidense Diamond Foundry. «Estoy orgulloso de invertir en Diamond Foundry que produce diamantes de manera sostenible en América sin el peaje humano y medioambiental de la minería», justifica el actor. Este fabricante de diamantes de modo artificial para, entre otros usos, la producción de semiconductores, prevé abrir su primera fábrica en Europa.Y ha elegido la región que la energía solar está convirtiendo en una sorpresa competitiva de la Eurozona: Extremadura.
Di Caprio ya aceptó en 2015 unirse a otros millonarios, como los fundadores de Google, para apoyar a la empresa Diamond Foundry, que dirige el ingeniero Martin Roscheisen. Este cosmopolita emprendedor nació en Munich, tiene nacionalidad austriaca y se graduó en Stanford y curtió en Silicon Valley. Asegura a este diario que es hora de producir fuera de EEUU: «La inauguración de nuestra planta en España está prevista para finales de 2023». La inversión planeada son 670 millones para crear 300 empleos directos.
¿Por qué tanto tiempo para inaugurar en la localidad de Trujillo, si Roscheisen firmó el convenio con el entusiasmado presidente extremeño Guillermo Fernández Vara ya en junio de 2021? Porque la tramitación es lo menos parecido a una película de acción de Di Caprio.
Para acometer la inversión, Diamond Foundry, que cuenta como accionista al fondo Fidelity por encima de minoritarios como Di Caprio, se asesoró y prefirió no recurrir a los fondos europeos Next Generation, porque podía ser más rápida y flexible la ayuda directa de los incentivos regionales previstos para la Junta de Extremadura. En total, 90 millones que la diligente consejera extremeña de Sostenibilidad, Olga García, empezó a preparar informalmente con el
El actor es uno de los inversores de Diamond Foundry y la apadrina en su página web porque produce diamantes de forma artificial «sin el peaje humano y medioambiental
Ministerio de Hacienda, que tiene la última palabra, ya hace muchos meses. Pero incluso con ese trabajo preparatorio, el Ministerio aún no ha dado luz verde a esas ayudas a fondo perdido que son claves para lanzar el plan.
Tampoco llegaron al ritmo previsto los préstamos de Sepides solicitados por valor de 125 millones que, aunque a tipo de mercado, facilitan el desembarco a la espera de las ayudas.Y eso que aquel convenio también lo firmó el Ministerio de Industria, interesado en todo lo que tenga que ver con los estratégicos semiconductores.
Ante esta lentitud, Roscheisen y sus socios decidieron rebajar el acto del pasado 26 de septiembre. El plan inicial antes del verano era viajar a Trujillo para colocar la primera piedra de la planta, pero se quedó en mera reafirmación ante el presidente de Extremadura, sin gran novedad. «No se quiso colocar la primera piedra hasta que se desbloquee la ayuda pública, porque sin ella no salen los números», explican fuentes conocedoras. Roscheisen se muestra, no obstante, optimista y, en sus declaraciones a este diario, prefiere quitar hierro y no cuestionar que el respaldo público llegará. «Un gran proyecto de semiconductores como éste tiene una gran cantidad de elementos de planificación y permisos que llevan tiempo. Las ayudas públicas son sólo uno de los elementos, pero están progresando muy rápidamente gracias al apoyo entusiasta del Gobierno a todos los niveles», afirma el empresario. Le han asegurado que en España hay tramitaciones mucho más lentas y que ya no tardará. Si este caso es modelo de rapidez, España no lo tiene fácil para de la minería», a diferencia de su película. Su consejero delegado es Martin Roscheisen, que espera inaugurar por fin la planta en Trujillo «a finales de 2023».
‘‘ Diamond Foundry optó por no pedir los 90 millones que precisa en fondos europeos, sino en incentivos regionales, pero tampoco ha ido rápido
atraer inversiones que tienen tantos países para elegir. Diamond Foundry dice no contemplar ahora otra localización fuera de EEUU, aunque puede surgir otro candidato claro y es Emiratos, donde Roscheisen ha montado su cuartel general internacional. La energía solar barata es clave para la rentabilidad del proyecto, porque necesita alimentarse de una planta de autoconsumo solar fotovoltaico con una potencia total de 120 MW. Por eso se ha asociado en Trujillo a las empresas solares Powen y Benbros, presididas ambas por José Benjumea, especializado en energías renovables y sobrino del que fuera presidente de Abengoa.
El presidente extremeño garantiza su apoyo al plan, que será «referente industrial de la región», y en el acto de septiembre se mostró comprensivo con que no se colocara aún la primera piedra, pero da por seguro que será realidad. Se esperaba ya los primeros movimientos de tierra para montar la fábrica este mes, pero la perspectiva es esperar una semanas más.
Este caso es emblemático sobre los llamados incentivos regionales, que son ayudas del Estado para paliar desequilibrios territoriales. Se supone que es la fórmula que utiliza el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para convencer a Seat y el grupo chino Envision –defraudados por el reparto de fondos europeos en el llamado Perte del Vehículo Eléctrico y Conectado– de que deben mantener sus proyectos de fábricas de baterías en España, porque van a recibir subvenciones a fondo perdido gracias a este dinero de las comunidades autónomas. Pero éstas actúan como meras gestoras ante el Ministerio de Hacienda que se toma su tiempo. Es lógico que Hacienda vigile bien dónde se destina cada euro, pero según las fuentes consultadas, en este expediente lleva meses dando vueltas burocráticas a la solicitud, pese a que había sido previamente preparada por la Junta extremeña con indicaciones del Ministerio Hay que ser consciente de que en la carrera mundial para atraer inversiones cada paso cuenta. También habrá que ver si Roscheisen se desplaza personalmente a residir en España para lanzar este proyecto, con el impuesto a las grandes fortunas que le espera.
En fin, si Di Caprio convirtiera las carreras de obstáculos de proyectos como éste en una película necesitaría un metraje superior a las tres horas y media de su Titanic, aunque todas las fuentes consultadas dan por seguro que este proyecto no naufragará como el histórico crucero. Sería de óscar, pero a la decepción.