El Mundo Nacional - Weekend - Actualidad Económica
José Bogas:
“En Endesa tenemos argumentos potentes contra el impuestazo”
José Damián Bogas habla con la perspectiva que sólo da el tiempo de las luces y las sombras del sector que está en el centro del debate político desde que estalló la guerra en Ucrania. Cuando arrancó la crisis, hace un año, este ejecutivo madrileño se convirtió en uno de los referentes del Ibex energético que mayor interlocución tenía con la vicepresidenta Teresa Ribera. Tras meses de vaivenes regulatorios para atajar una situación de precios desbocados, la relación entre Gobierno y eléctricas está tensionada. De formación ingeniero y con cuatro décadas de experiencia en el mundo de la energía, Bogas recurre a números y ecuaciones para explicar realidades complejas de las que no se pueden resumir en un discurso de tribuna de cinco minutos. “Empezamos por donde sea. Aquí se puede hablar de todo”.
¿Cómo definiría su relación con el Gobierno?
PREGUNTA.
RESPUESTA. La relación de Endesa con el Gobierno ha sido siempre buena. No puede ser de otra manera. No sólo por la educación que debe presidir todas las relaciones, sino porque en este caso también existe un vínculo de regulado y regulador, dado que el nuestro es un servicio básico para ciudadanos y empresas. Cualquiera de las cosas que puedan ocurrir dentro de este sector tienen una incidencia importantísima en la economía y en la salud financiera y social de los ciudadanos. Y esto obliga a que la relación sea buena. Esto no quita que discrepemos con el Gobierno en ciertas materias, aunque siempre hemos procurado buscar espacios de opinión donde aportar soluciones y exponer nuestras quejas.
P. El Gobierno les ha llegado a acusar de esconder sus beneficios en España y, en cierto modo, de aprovecharse de la actual crisis energética.
R. No estamos de acuerdo con esa afirmación. No es así. Los precios se han disparado después de la pandemia y por el efecto
Endesa ha actualizado ante el mercado el roto que abrirá en sus cuentas el nuevo gravamen del Gobierno a sus ingresos.Tras los cambios introducidos en el trámite parlamentario, el grupo espera un golpe de 600 millones entre 2023 y 2024.
de la terrible guerra en Ucrania. Cuando se habla de las energéticas en general, se dice que las empresas se han beneficiado. Algunas sí que lo han hecho, otras han salido perjudicadas. Si yo tengo que comprar la materia prima más cara, es esa diferencia lo que estoy subiendo a los clientes. Otra cosa es que yo sea también productor y Endesa vende más de lo que produce.
P. ¿Qué parte de sus buenos resultados se podría atribuir a la actual coyuntura de precios en el mercado energético?
R. Donde podríamos tener beneficios extraordinarios es en la venta de la energía generada con aquellas tecnologías conocidas como inframarginales (renovables, hidráulica, nuclear). Para ellas, el Gobierno español ya puso un price cap de 67 euros/MWh. Yo creo que es un buen tope que permite rentabilizar de una forma justa estas instalaciones y reducir el coste que impacta directamente en los clientes. Europa ha tomado nota y ha impuesto el mismo tope, pero lo ha situado en 180 euros. En definitiva, tenemos topada una generación que no está asumiendo unos costes demasiado elevados o ligados a la evolución de los combustibles fósiles y, en concreto, el gas que es el que ha causado esta subida. Por tanto, no hay windfall profits. El resto de materias primas las tenemos que comprar a los precios actuales que dicta el mercado y, desgraciadamente, se los tenemos que trasladar a los clientes. Ahí es donde se explica esta subida que, sin duda, ha sido tremenda.
P. Y, sin embargo, Endesa ha elevado sus objetivos de beneficio para 2022 hasta los 2.200 millones, por encima de las previsiones de hace un año.
R. Efectivamente, el presente ejercicio para nosotros va a ser un buen año. La explicación vuelve a estar en el precio del gas. Nosotros compramos gas indexado a distintos índices (Brent, Henry Hub...) y luego lo vendemos tras realizar coberturas al TTF (índice de referencia en Europa). Nosotros fijamos el margen en los mercados financieros, es decir, no dejamos el resultado de esta compraventa al albur hasta que se entregue al cliente. Nos adelantamos. Con esta estrategia hemos podido fijar unos márgenes razonables, que no disparatados. Ahí sí que hemos obtenido beneficios. Esto, sumado a políticas de contención de costes y eficiencia, explica el buen resultado en el año 2022, que esperamos que se confirme. La cuestión es distinta para 2023 y 2024, donde existen caídas importantes, precisamente, por dos cambios regulatorios: la excepción ibérica del tope al gas y el nuevo gravamen del 1,2% a nuestra cifra de negocios anual.
Pero, con esta previsión de beneficios, ¿cómo aspiran a convencer a los ciudadanos de que no les caen del cielo? Llevo ya cuarenta años trabajando en el mundo de la energía y el sector nunca ha estado bien visto. No hay razones de peso para esa animadversión. Damos un servicio esencial, no vendemos teléfonos móviles que, si no los tienes, no pasa nada, así que puedes pagar mil euros por el último modelo y no lo criticas. En nuestro caso, cualquier subida del 10 o el 15% la factura de la luz parece inasumible. Desde luego no estoy hablando de la escalada que se ha producido en esta crisis. Pero hay que verlo con perspectiva. Todos los años, encuestas de todo el mundo apuntan que, preguntes allá donde preguntes, la percepción social es que la energía siempre es demasiado cara. Pero, con la regulación que tenemos encima, los auditores... ¿quién va a hacer trampa?
P.
R.
P. En el caso concreto del nuevo impuesto a los ingresos del sector, ¿cómo ha sido su interlocución con el Gobierno?
R. Mínima. A diferencia de la forma de proceder que ha adoptado el Gobierno en la tramitación de medidas anteriores destinadas a atajar la crisis energética, en las que sí ha existido un debate, esta vez no se ha dado esa interlocución. Es cierto que todos estamos viviendo unas circunstancias sin precedentes, con una escalada de precios que nunca nos hubiéramos imaginado. Estas circunstancias exigen medidas excepcionales a corto plazo y estructurales a largo plazo. Hay que mitigar el impacto en el ciudadano, de acuerdo, pero no a costa de que el desarrollo normal de
nuestra actividad se vea penalizado. Esto no va de poner parches a base de impuestos caídos del cielo, sino de reformas a medio plazo que impidan estas desviaciones cuando se den circunstancias extraordinarias como las que estamos vive Europa.
P. La proposición de ley del nuevo gravamen que han impulsado PSOE y Unidas Podemos se encuentra en la fase final para su aprobación. Aunque ha habido modificaciones por algunas enmiendas, se esperan pocos cambios del trámite en el Senado, ¿Endesa va a recurrir la tasa en los tribunales?
R. En toda sociedad democrática y de derecho, el camino para resolver una discrepancia que no se soluciona a tiempo es el recurso. En Endesa tenemos argumentos muy, muy potentes contra la nueva tasa, entre ellos, el hecho de que Europa haya dirigido sus medidas recaudatorias no contra las eléctricas, sino contra petroleras y gasistas. También que el impuesto del Gobierno no sea contra los beneficios caídos del cielo, como apunta la hoja de ruta de Bruselas, sino contra los ingresos.
P. ¿Han ido España y la Unión Europea de la mano en esta crisis?
R. Tenemos que procurar que toda la Unión Europea camine por la misma senda, dentro de un orden. Acometer atuaciones globales que impidan la fragmentación del mercado único. Se podría pensar que una forma de atajar la crisis inflacionista pasa por volver a la peseta. Como país exportaríamos mucho, pero no importaríamos nada... viviríamos mejor, eso sí, aunque seríamos más pobres en comparación con el resto de la UE... pero viviendo entre pobres ¿qué importaría? Pues no, del mismo modo que no podemos volver a la peseta, no podemos desarrollar una política energética que no esté en línea con Europa.
P. ¿Cómo valora las diferentes actuaciones del y de Bruselas?
R. Europa ha actuado con muchísimo retraso, mientras que España lo ha hecho con rapidez, muy bien en cuanto a los tiempos. Con 27 Estados miembros distintos, la Unión Europea mantiene un discurso sensato: “No podemos estar seguros de todas las consecuencias que puede acarrear una medida, así que distorsionemos lo mínimo”. El resultado es un tope al gas de 180 euros el megavatio hora, muy elevado, que solo se aplicará en condiciones extremas. La política española, en cambio, ha obviado la distorsión para mitigar al máximo el impacto en el consumidor. Y es ahí donde se han producido efectos que no se esperaban. Con todo, a mí me parece absolutamente sensato el price cap al gas que ha fijado el Gobierno a 67 euros/MWh.
P. ¿Y el problema lo tiene España o lo tiene Europa? R. Quizá sea España la que actúa bien y la que lo hace mal es Europa, pero las políticas de la primera han generado efectos inesperados que, en muchos casos, nos han perjudicado. La suma del tope al gas y el nuevo gravamen a los ingresos de las grandes energéticas supone cobrar a las empresas dos veces por lo mismo. Hay que considerar otro punto. Una eléctrica obtiene 2.000 millones de euros de beneficio en un año y la sociedad lo considera desmesurado. Pero, ¿cuántos millones tenemos invertidos? En el caso de Endesa nos hemos comprometido a destinar 8.600 millones de euros a España en los próximos tres años, además, ya contamos con casi 50.000 millones invertidos. Es posible que en otros sectores los beneficios sean menores, pero no hay que pasar por alto esta proporción.
P. Cuando el Gobierno habla de grandes directivos que se reúnen a fumar puros para derrocar a un presidente, ¿se siente aludido?
R. Yo hace tres años y dieciocho meses que dejé los puros, lo hiGobierno
La UE actuó tarde ante la crisis. España lo hizo a tiempo, pero sin medir el efecto distorsionador de sus medidas”
“La interlocución con el Gobierno en el desarrollo del nuevo gravamen ha sido mínima. No ha habido oportunidad de debate”
“Si pienso en los próximos 20 años, veo un país totalmente renovable y con un sistema digitalizado y electrificado”