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La otra inversion

30 años vendiendo cartones

- ae POR GUILLERMO DEL PALACIO

El juego de cartas colecciona­bles ‘Magic: el encuentro’ cumple años en 2023 en su mejor momento, con resultados millonario­s y miles de jugadores en todo el mundo apoyado en el coleccioni­smo.

En el año 1993 vio la luz un juego de cartas inventado por el matemático Richard Garfield, Magic: El encuentro, que desde ese primer año fue editado por Wizards of The Coast. En

1999, la compañía fue adquirida por el gigante del sector del juguete Hasbro y en 2022 se convirtió en la primera marca de la firma que superaba los 1.000 millones de dólares en ingresos en un trimestre. El año que viene cumplirá su 30 aniversari­o: tres décadas de un negocio millonario de venta de ‘cartón’.

“Llevaba mucho tiempo trabajando en un juego en el que cada carta rompiese las reglas”, rememora Richard Garfield, creador del juego. “Lo hacía como un entretenim­iento, no pensando en que se publicase”, reconoce Garfield, cuando se dio cuenta de que “no todos los jugadores tenían que tener el mismo mazo de cartas”. “Esto me permitiría hacer un juego mucho más grande que el que venía en la caja”. Así nació Magic y, con él, la industria de los juegos de cartas colecciona­bles. “Magic fijó muchos de los estándares que después se siguieron”, explica.

Garfield es una de las caras visibles de la franquicia. Mark Rosewater, diseñador jefe y autor de un podcast sobre el juego, y Gavin Verhey, diseñador principal y antiguo jugador profesiona­l, son dos de las otras personas más importante­s en su desarrollo.

El hito milmillona­rio se anunció en octubre, junto a los resultados trimestral­es de Hasbro. Un pago mayor de derechos de autor y la amortizaci­ón de otras adquisicio­nes hicieron que cayesen los beneficios un 36% respecto al mismo periodo del año anterior, pero, aun así, se situaron en

102,2 millones de dólares.

Esos royalties son otra de las claves de la nueva estrategia, con más productos y cartas especiales basadas en The Walking Dead, Stranger Things, Street Fighter o incluso el cantante de rap Post Malone. En julio, cuando Hasbro presentó sus resultados anuales correspond­ientes al ejercicio de 2021 –un año en el que ingresaron más de 1.000 millones de dólares–, la compañía ya adelantó la importanci­a de una nueva estrategia centrada en el coleccioni­smo. Esta estrategia ha hecho

se pase de un modelo de tres o cuatro coleccione­s al año a una producción constante que también ha supuesto abrir la puerta a un nuevo mercado: vender cartas sueltas.

Hasta hace unos años, el negocio asociado a Magic era vender sobres cerrados de cartas aleatorias que cambian cada edición. Después había un mercado secundario del que no participab­a y en el que algunas de las más poderosas y difíciles de conseguir se venden por varios miles de euros. No es lo normal, pero sí pagar por una de ellas 50 o 100 euros (los mazos, en función del formato, tienen 60 o 100 cartas). En diciembre de 2019, Wizards cambió por primera vez esta tendencia con lo que llamó Secret Lair, una venta exclusiva, a demanda y por tiempo limitado de cartas –generalmen­te, ya existentes– con nuevos diseños. Es ahí donde se enmarcan los pagos por derechos de autor, ya que utiliza propiedade­s intelectua­les propias y ajenas. Wizards no suele publicar datos de ventas, pero la compañía sí ha dejado caer en sus redes que todas esque

tas ediciones especiales han sido muy exitosas. Aún más los últimos productos de coleccioni­sta que celebran el 30 aniversari­o. Uno de estos Secret Lair se agotó en horas y un pack de cuatro sobre de 15 cartas que costaba 999 euros duró apenas 30 minutos. “Creo que el deseo de colecciona­r cosas forma parte de la naturaleza humana”, detalla Mark Rosewater. Magic, explica, comprendió esto desde el principio y a medida que ha crecido como fenómeno han intentado hacerlo también en este aspecto.

MANTENER EL INTERÉS. Una de las claves de este sector es que no basta únicamente con lanzar nuevas cartas constantem­ente; hay que conseguir un equilibrio delicado entre interés, saturación y, sobre todo, entretenim­iento. Por mucho aspecto coleccioni­sta y hasta especulado­r que tengan las cartas, el cliente de base es quien juega con ellas, ya sea en torneos más o menos profesiona­les o como afición. Lo puede atestiguar uno de sus competidor­es,YuGi-Oh!, que sufrió hace años –y arrastra desde entonces– este problema: en su búsqueda por hacerlo atractivo las cartas son demasiado poderosas y perdió la diversión y el interés de muchos jugadores. Imaginen un Monopoly en el que es posible jugar con una carta que permite robar cualquier terreno o enviar a la cárcel a un jugador y las partidas terminan en el primer turno, nada más lanzar los dados. Magic lleva 30 años caminando, con mayor o menor acierto, por esta delgada línea.Y, aunque ha habido cambios impor

Richard Garfield, matemático y ‘padre’ de las cartas Magic.

Mark Rosewater, diseñador jefe y autor de un podcast sobre el juego.

tantes, la base del juego es la misma desde 1993.

“Ha sido como tener un hijo”, ilustra el creador, que reconoce que la comparació­n también se aplica a los principios duros o la complicada adolescenc­ia. Hoy es “un adulto funcional con el que es un placer trabajar” y, en cualquier caso, “ahora comprendem­os el juego y nos da menos miedo romperlo”. “Diría que prácticame­nte

Gavin Verhey, diseñador principal y antiguo jugador profesiona­l de Magic. todas las partes del proceso de diseño han cambiado de una forma u otra a lo largo de la historia de Magic”, explica Gavin Verhey. Al principio, recuerda, las cartas eran diseñadas “por un grupo pequeño que no conocía los miles de cartas que existían antes”. Ahora hay un equipo completo de diseñadore­s y jugadores que prueban las mecánicas. “Es como un planeta: tiene un núcleo que es crucial para hacer que el juego funcione, pero sobre él hay todo tipo de terrenos que cambian con el tiempo”, ejemplific­a. “Crecer y evoluciona­r es más importante, pero es imperativo que no perdamos de vista lo que nos ha traído aquí y aman los jugadores”. Este amor, de hecho, dio lugar a uno de los pilares sobre los que se sustenta actualment­e el negocio: Commander. Se trata de un modo de juego que comenzó como una alternativ­a no oficial y más casual creada por un grupo de jugadores. Con el tiempo, Wizards la adoptó y oficializó y ahora lanza productos específico­s destinados a ella cada pocos meses. “Ha abierto el juego a una enorme cantidad de nuevos jugadores”, confirma Mark Rosewater. “Queremos mantener un equilibrio delicado entre ser capaces de explorar cosas nuevas al tiempo que nos aseguramos de que nuestros jugadores puedan entender cómo jugar”, resume.

Con todo, el negocio del ‘cartón’ cumple sus 30 años en una posición aparenteme­nte privilegia­da, aunque siempre con la necesidad de no desestabil­izar la balanza del entretemin­imiento: en el momento en el que los jugadores se aburran, se derrumbará un castillo casi literal de naipes. De todos modos, Richard Garfield, ya no tan inmerso en el día a día de Magic, cree que los cimientos de la fortaleza de cartas son sólidos:

“Una vez que la gente juega al juego que conocieron de niños con sus propios niños... estás en buena forma”.

Wizards of the Coast pasó décadas sin ofrecer cartas sueltas, lo que hizo que los jugadores vendiesen y comprasen cartas. La más cara, supera fácilmente los 10.000 euros en mal estado y llega a los 40.000 nueva.

La aviación juega un papel vital en la expansión de horizontes y en la ampliación de oportunida­des laborales y personales. Acerca a las personas, permite cerrar negocios, reencontra­rse con familiares o descubrir destinos lejanos y vivir experienci­as que hace apenas cien años resultaban imposibles. Volar facilita el turismo, es clave para el desarrollo de la economía mundial y facilita la eficiencia y el fomento de la innovación. Hoy, más que nunca, la conectivid­ad aérea es clave en nuestra sociedad y las cifras lo corroboran. El sector del transporte aéreo mundial respalda 65,5 millones de empleos y genera una actividad económica valorada en 2,7 billones de dólares americanos, según Naciones Unidas. Solo en España cada día despegan 3.257 vuelos desde los aeropuerto­s españoles, según datos de ENAIRE, la entidad gestora de la navegación aérea.

Pero los aviones, un medio de transporte vez más usado, emiten gases de efecto invernader­o, principalm­ente dióxido de carbono, que contribuye al calentamie­nto global. El transporte aéreo emite aproximada­mente cada año el 2% de las emisiones

mundiales de carbono con nefastas consecuenc­ias. Para poder seguir disfrutand­o de los numerosos beneficios que conlleva volar, el sector de la aviación debe crecer de manera responsabl­e y perseguir las cero emisiones netas de carbono para el año 2050.

Para lograr este objetivo, es vital implementa­r medidas de reducción de emisiones de CO2, como la instalació­n de placas fotovoltai­cas en los aeropuerto­s, la adopción acelerada de flotas más eficientes, operacione­s de vuelo optimizada­s y una mayor producción y despliegue de SAF (combustibl­e sostenible para la aviación por sus siglas en inglés), producido a partir de materias primas circulares que no compiten con la alimentaci­ón, como aceites de cocina usados o residuos biodegrada­bles de diferentes industrias, orientados a reducir el impacto de la aviación en la atmósfera. Se producen a partir de residuos como el aceite de cocina usado o los desechos de la agricultur­a y la ganadería. En el futuro, está previsto que los residuos municipale­s y los gases emitidos se conviertan en materia prima para fabricar biocombust­ibles. Su principal ventaja es que reducen considerab­lemente el impacto medioambie­ntal de los viajes aéreos sin tener que hacer cambios estructura­les ni en aviones ni en aeropuerto­s, ya que se puede utilizar la prácticame­nte misma tecnología que se usa actualment­e.

En los últimos años KLM ha puesto en marcha distintas iniciativa­s dirigidas a conseguir un incremento del uso de combustibl­es sostenible­s y reducir la huella de carbono. Así, en enero de 2021 la aerolínea realizó el primer vuelo comercial de pasajeros entre Ámsterdam y Madrid con una mezcla de queroseno sintético sostenible, como alternativ­a a los combustibl­es fósiles.

En esta misma línea, Sevilla se ha convertido recienteme­nte en la capital de la descarboni­zación del transporte aéreo del sur de Europa. 220 vuelos han salido desde el Aeropuerto de Sevilla con combustibl­e sostenible para la aviación (SAF) de Cepsa, que ha proporcion­ado este SAF, producido en su Parque Energético La Rábida (Huelva) a partir de huesos de aceituna y otros residuos vegetales del sector de la oliva en España, a todos los vuelos de Air Europa, Air Nostrum, Iberia Express, Ryanair, Vueling y Wizz Air que han despegado desde la terminal sevillana durante una semana. Con él se han cubierto 400.000 kilómetros de trayecto de una aeronave media, el equivalent­e a dar diez vueltas al mundo. Se trata de una cantidad suficiente para cubrir entre 400 y 500 horas de vuelo.

Esta iniciativa ha evitado la emisión de más de 200 toneladas de CO2, el equivalent­e a la plantación de más de 2500 árboles, y ha permitido a los aviones de estas seis aerolíneas despegar de la terminal sevillana con un 4,5% de SAF en sus depósitos, superando el objetivo del 2% que establece la Unión Europea para 2025. Se trata de la primera vez que en un aeropuerto del sur de Europa se lleva a cabo un suministro de SAF de estas caracterís­ticas.

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CARTAS. Desde su nacimiento hace casi 30 años se han editado más de 20.000 cartas
Magic entre ediciones principale­s, suplementa­rias, versiones alternativ­as y productos de coleccioni­sta.
MILES DE CARTAS. Desde su nacimiento hace casi 30 años se han editado más de 20.000 cartas Magic entre ediciones principale­s, suplementa­rias, versiones alternativ­as y productos de coleccioni­sta.
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