Fiesta en paz

Coral (y vocal). La gran Nos entonamos para las fiestas afinando la fuerza y, armando un buen ídem, familia AD encuentra el camino que lleva a Belén entre cortina y cortina. actualiza tradiciones y viste las casas de etiqueta,

Sucede cada año con precisión suiza: termina el verano y casi sin tiempo para volver a colocar las alfombras, el equipo AD (redactores, maquetadores, estilistas y fotógrafos) se zambulle en una juerga de estrellas y coronas, porcelanas festivas y mesas de postín, y elige, prueba (y hasta rompe) las bolas más brillantes para montar una Navidad diferente. A la Redacción comienzan a llegar abetos en septiembre, seguidos por un desfile de adornos (los clásicos y otros de diseño cada vez más contemporáneos); a mediados de octubre estamos catando el roscón que se colará en las fotos y al llevar estas páginas a imprenta, en noviembre, sufrimos empacho de polvorones. Pensaréis que somos unos privilegiados, y no lo negamos, porque disfrutamos dos veces de la gran fiesta. Montar la marimorena por adelantado tiene sus ventajas. Nos permite decidir qué abrazar y qué descartar en lo decorativo (no te pierdas el ‘Sube & Baja’ especial, con el regreso triunfal de la ‘poinsettia’), hacer gamberradas como usar el esmoquin de excusa para ponernos encima las últimas telas de tapicería (mira nuestro ‘Zoom’ de rigurosa etiqueta) o excentricidades como montar el árbol sobre la chimenea (fíjate en nuestra portada). Aunque, más allá de lo ornamental, la guinda del pavo es reunirse, abrazarse (y pelearse lo justo) con la familia, esa unidad indisoluble, diversa y rica (como la que hemos recreado en el reportaje ‘Vuelve a casa’). Solo nos queda, y ahora cada cual con la suya, bien juntitos, tener la fiesta en paz.

Menoyo Nuria