“ES PELIGROSO CREERSE UN ARTISTA”
DAVID CHIPPERFIELD, COMO SU ARQUITECTURA MINIMALISTA, ES AMABLE, ELEGANTE, PRECISO Y HUMANO. ESSENTIALS, SU RETROSPECTIVA EN EL MUSEO ICO DE MADRID, LO PONE EN EVIDENCIA.
pensar que hace casi 40 años, como todo becario que se precie, les llevaba el café (o quizá el té) a Norman Foster y Richard Rogers. Ahora, David Chipperfield, con estudios en Londres, Berlín, Milán y Shanghái, edificios tan imponentes como el Museo Jumex en México DF, el Neues Museum berlinés o, más cerca de nosotros, la Ciudad de la Justicia en Barcelona y el Veles e Vents en Valencia, es uno de los arquitectos más importantes del panorama. El británico pasó por Madrid para inaugurar Essentials, su retrospectiva en el Museo ICO (hasta el 24 de enero de 2016) que recorre a través de maquetas y fotografías (por cierto, firmadas por Candida Höffer) su trayectoria, desde que en 1985 abriera su primer laboratorio de ideas, casi artesanal. Chipperfield (Londres, 1953) es uno de los nombres clave del minimalismo urbano. Su estilo de líneas amables, elegantes, y su serena interpretación del orden y la armonía son acordes a su carácter: serio pero cortés, poco dado a la verbosidad pero preciso en palabras a la hora de dar una respuesta. Recorremos con él la muestra, que desgrana el alma y los motivos de su obra, pero ¿siguen siendo los mismos de sus inicios?, le preguntamos. “Con la experiencia y el conocimiento, evolucionan tus puntos de vista, tus habilidades profesionales. Pero, por el contrario, tú no cambias tanto. Mis ideas sobre lo que creo importante en arquitectura apenas han variado”. Es la primera vez que expone en España (y eso que posee una maravillosa casa en La Coruña). Como buen conocedor de nuestra tierra, está doblemente satisfecho. Por un lado, por estrenarse como artista y, por otro, porque cree “muy importante que existan galerías y museos como el ICO que explican a la gente de qué trata nuestro trabajo, especialmente en momentos de crisis como el que atraviesa actualmente la profesión en España”. Sin embargo, nuestro visitante y anfitrión nos lanza un órdago al puntualizar: “La cultura arquitectónica española es muy fuerte. En los últimos 20 años ha sido uno de los lugares más interesantes, sino el mayor, en este ámbito”. A pesar de ser el protagonista del show, tiene muy claro que él y Picasso, por poner un ejemplo, no son del mismo gremio. “Los arquitectos no somos artistas, no tenemos su libertad. En todo caso, sí intereses e inquietudes en común. Nuestros respectivos trabajos incorporan ideas y conceptos abstractos, pero la diferencia es que nosotros proveemos un servicio. Es peligroso cuando un arquitecto se cree artista”, afirma. (continúa en pág. 190)