EL TESORO DE LA ISLA
RENZO PIANO, UNO DE LOS GRANDES DE LA ARQUITECTURA, HA DEJADO SU IMPRONTA EN MALTA CON LA NUEVA SEDE DEL PARLAMENTO Y LA IMPACTANTE ENTRADA EN LA VALETA.
E l propio primer ministro maltés voló a París para convencer al maestro de que construyera la puerta de entrada del siglo XXI de La Valeta. Tanta consideración tiene un motivo. Ya en 1986, el gobierno de la isla encargó a Renzo Piano que remozase el acceso a la centenaria ciudad amurallada. El italiano cumplió con diligencia, pero su idea nunca llegó a materializarse: Malta no estaba preparada para la arquitectura moderna y sus habitantes eran más partidarios de reconstruir la antigua. Sus bocetos durmieron en un cajón hasta que que en 2008 se retomó la cuestión y se volvió a tentar al premio Pritzker 1998 con una oferta más tentadora: dejar su impronta no solo en la puerta, sino también en la nueva sede del parlamento nacional. Para llevar a cabo el proyecto Renzo Piano Building Workshop
se asoció con AP (Architecture Project), el estudio más potente del país. “Se ha pretendido crear algo atemporal, edificios que se asientan como si fueran bloques monolíticos de piedra y conectados con la naturaleza”, explica Konrad Buhagiar, uno de sus socios fundadores. En la trayectoria de Piano, humanizar y devolver los espacios para uso público es una inquebrantable prioridad y este trabajo sigue la misma línea. El arquitecto decidió estrechar el puente volviendo a las medidas del primigenio del XVI (que había sufrido diferentes ensanchamientos en los siglos posteriores), cortar el tráfico rodado y dejar una abertura abocinada de ocho metros de ancho flanqueada por dos enormes estructuras rematadas por unas afiladas hojas de acero, que retrotraen al peatón al tiempo en que La Valeta era una urbe militar y fortificada, tal y como fue construida por los Caballeros de la Orden Hospitalaria de San Juan, sus hacedores. Dos grandes escalinatas que suben hasta el baluarte sustituyen a dos antiguas calzadas para coches y el foso ha sido ajardinado y ganado para el ciudadano. Piano, a quien se le había pedido erigir el hemiciclo sobre los restos de la antigua Opera House del XIX destruida durante la Segunda Guerra Mundial, les convenció para respetarlos, reconstruirlos en forma de teatro al aire libre y proyectar en cambio el edificio oficial en el solar de un descampado usado como parking. (continúa en la pág. 189)