UN INTERIOR TERAPÉUTICO
SON EXPERTOS EN RECUPERAR Y ACTUALIZAR. CREAN CAJAS BLANCAS LLENAS DE LUZ CON MUEBLES DE HOY. SE LLAMAN LUCAS Y HERNÁNDEZGIL Y HAN HECHO QUE EL PATIO SEVILLANO Y EL HOTEL RÚSTICO RESULTEN CONTEMPORÁNEOS.
L os madrileños y treintañeros Cristina Domínguez Lucas y Fernando Hernández-gil Ruano se conocieron estudiando Arquitectura en la ETSAM. Juntos fundaron en 2007 Lucas y Hernández-gil y, desde entonces, las obras no han parado de llegar. Dos de las más celebradas, el restaurante El Pintón, en Sevilla, y el Hotel Ayllón ,en Segovia, son una muestra de su buen hacer. En ambos casos, trabajar en entornos históricos donde había muchas capas preexistentes fue un reto para ellos. Pero supieron aunar pasado y presente cuidando cada detalle y dando importancia a todos los elementos: un lavado de cara contemporáneo. “Nuestro estilo, antes que por un lenguaje, se define por la actitud a la hora de abordar los proyectos: una mezcla de curiosidad, intuición y oficio”, declaran. Lo primero que hacen es estudiar el contexto, lo que hay, y establecer las necesidades. A partir de ahí, tratan de crear un relato, un hilo conductor donde todas las piezas encajen. Huyen de los lu-
gares cerrados, forzados, sobredecorados y excesivos y en cambio prefieren rodearse de pulcritud y limpieza, influencia escandinava, y optar por soluciones más directas y naturales. Su intención, dicen, es construir un marco, un tablero de juego que el usario pueda hacer suyo y modificar a su antojo. Materiales naturales y tradicionales pero expresivos y muchas veces derivados de la construcción, acabados en bruto como ladrillos al descubierto, diferentes texturas, (aparente) austeridad decorativa, calma cromática y la impronta de la mano son sus herramientas para conseguir esos interiores relajados y serenos que son puro feng shui visual. Sus casas, cómodas y acogedoras, lucen paredes blancas que rebotan la luz mientras los toques de color se sitúan en la decoración y el arte. Todo esto elevado al cubo con compinches como Knoll, Magis, Fermob o Driade y lámparas de Marset y &Tradition, además de diseño propio. “Tratamos de realizar volúmenes claros con atmósferas luminosas y cálidas. Un ambiente equilibrado pero vivo y fresco a la vez”, explican. En resumen, espacios terapéuticos, diáfanos y fluidos que mezclan lo actual y lo de siempre. No en vano, se identifican plenamente con el concepto del libro El artesano del sociólogo norteamericano Richard Sennett, en el que se reivindica una cultura de lo material y la actividad artesanal como bienes de capital social. Y es que Cristina y Fernando son sutiles y habilidosos, con una mirada atenta sobre lo cotidiano. Como un orfebre, un alfarero o un ebanista. ¿O no? www.lucasyhernandezgil.com
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