EL TAPICERO PRODIGIOSO
VIAJÓ POR TODO EL PLANETA EN BUSCA DE INSPIRACIÓN. AMIGO DE HERMANN HESSE O RILKE, EL FRANCÉS JEAN LURÇAT FUE PINTOR ANTES DE TRADUCIR SUS DIBUJOS ESOTÉRICOS A TAPICES Y CERÁMICAS REVOLUCIONARIAS.
E studió medicina, se casó tres veces, luchó en la Primera Guerra Mundial y ayudó a la Resistencia en la Segunda, expuso junto a Raoul Dufy y Louis Marcoussis, escribió poemas y veraneó con Hermann Hesse, se inventó decorados y vestuarios para teatro, dibujó en cerámica y tuvo el carnet del Partido Comunista. Es la vida del tapicero más famoso de Francia, el hombre que revolucionó esta artesanía y la transformó en arte. Jean Lurçat nació en Bruyères en 1892 y durante sus 74 años de vida exploró todas las formas posibles de la creación artística. Aunque creció en una familia más bien humilde de la Francia rural, él y su hermano André, también un importante arquitecto de aquellas décadas convulsas, se rebelaron ante las pretensiones paternas. Jean tenía apenas 20 años cuando dejó la Facultad de Medicina para empezar el primero de sus múltiples viajes por el mundo: Suiza, Alemania y más tarde Italia le convencieron de que su camino era otro. De vuelta, entró en el estudio del artista Victor Prouvé en Nancy y poco después se mudó a París para matricularse en la Académie Colarossi. Tenía 28 años cuando aprendió la técnica de tejer tapices y 34 cuando sus exposiciones de dibujos, retratos, paisajes, tapices, gouaches y acuarelas se convirtieron en eventos imprescincibles en la Ciudad de la Luz. Con su primera mujer Martha Hennebert, musa de Rainer Maria Rilke, conoció Grecia y Turquía; también el cubismo de Picasso y Max Jacob, y el surrealismo. Fue su primera caída del caballo. Sus pinturas se tiñeron de guiños orientales, de formas picassianas, de colo-