9Para comérselo PURO FUEGO
EL NUEVO PARQUET DE LISTONE GIORDANO ES UN PUZLE DE
Atlanta, más que un aparador, parece un cuadro. Y es que sus puertas de metal lacado lucen un dibujo abstracto de lo más artístico. www.rugiano.com
El barro estaba en mi memoria. Ya de pequeño mi madre me llevaba los sábados por la mañana a unos talleres de modelado en arcilla en el antiguo ayuntamiento de mi pueblo”. Habla Paco Ortí (Valencia, 1984), un ceramista especial que diseña, además de vasijas y tazas inacabadas, esculturas que son esqueletos mezclados con ramas de árboles y extraños escudos anatómicos. En realidad Paco estudió Arquitectura pero en 2013 cambió de rumbo. “Después de superar un cáncer a los 19 años me embarqué en un viaje introspectivo, buscaba cuidarme y curarme. Quería trabajar con mis manos, con mi alma, y dar rienda suelta a mi creatividad. Sentía el impulso de manifestar y expresar mis emociones y darles forma. Como no sabía hacerlo con palabras, usé la cerámica. Necesitaba, a modo de catarsis, producir para soltar”. Empezó a fabricar cuencos y piezas domésticas como anticipo de su trabajo más personal. “Entré en un taller de alfarería organizado por un centro social. El ambiente era muy agradable, mis compañeras tenían casi todas la edad de mi madre. Poco tiempo después me compré un torno y un horno para poder trabajar en casa libremente y en soledad, sin necesidad de seguir ninguna ortodoxia. Así me convertí en autodidacta”, explica. Durante dos años de vida bohemia, como la llama él, sin horario ni disciplina, se encerró en su taller cerca de Sagunto dispuesto a inventarse piezas únicas, nunca por encargo, salidas de su intuición, hasta que en 2015 Patricia Urquiola le reclamó en su estudio italiano. “Se podría decir que la vida decidió por mí. Asistí a uno de los talleres que organiza Vitra en Boisbuchet por mi cumpleaños. Como Patricia era española y no necesitaba inglés para entenderme con ella, me inscribí sin dudarlo. Una vez allí pude conocerla y, de un modo natural, surgió la idea de venirme a Milán. Vivir de mis esculturas no resultaba sencillo, mis conocimientos de marketing eran limitados y además me cuesta mucho desprenderme de mis piezas”. No tiene muy claro que su destino esté en el diseño industrial. “El tiempo dirá. Ahora estoy muy metido con la escayola y presiento que es el preludio de otra etapa vital y artística”. pacoorti.com