Radar ZONA NORTE
DISEÑO Laxmi Nazabal y Lucas Abajo son ‘Muka Design Lab’, un estudio en Bilbao que ha hecho de la artesanía y el sentido del humor las claves de sus piezas cálidas, entrañables y funcionales.
LRETRATO: ANTÓN GOIRI
os hermanos Pérez, carpinteros de La Rioja, y Alex, ceramista de Deusto, son algunos de los artesanos que producen las piezas eco friendly (“al menos lo intentamos”) de Laxmi y Lucas, esta pareja de diseñadores vascos que abrieron estudio allá por 2011, en plena crisis económica. “Teníamos un montón de ideas que se quedaban en el tintero por falta de tiempo y decidimos dejar nuestros trabajos fijos y lanzarnos a montar algo propio. Era ahora o nunca”, nos cuentan. Ingeniero él y licenciada en Bellas Artes ella, se dieron a conocer con su butaca Revés. “Hicimos un gif mostrando cómo se doblaba su respaldo que se viralizó y nos dieron el premio Red Dot”. De su imaginación han salido objetos tan irónicos como el taburete Balea, las tazas con forma de ubre Tetazas, el colador Nube, el biombo Eva o Pintxoplate un contenedor ad hoc para saborear la gastronomía local. “Detrás de cada diseño hay una historia”. En breve, verá la luz un taburete para Missana y otros items editados en Portugal y EEUU que no pueden revelar. “Nos gustan la madera, los textiles, las cosas cálidas que no son estridentes ni brillantes”, explica Laxmi. “Buscamos piezas que se puedan tocar y que acompañen. Si conseguimos crear algo perdurable, que sea un Bic, no una escultura que entre en un museo”, remata Lucas. Quizá por eso, en el Salonesatellite de la feria de Milán, donde estuvieron el año pasado, se paraban sobre todo los escandinavos. Los Nortes se tocan. www.mukalab.com
LTEXTO: EDUARDO MERLO
a fe mueve montañas, ya lo decía el mismísimo Hijo de Dios, y durante siglos sus discípulos se lo tomaron tan al pie de la letra que en nombre de ella desplazaron y horadaron la tierra para levantar en los lugares más inhóspitos algunos de los templos más bellos de la humanidad. Hoy el sermón cambia y las descomunales catedrales dejan paso a unas iglesias de dimensiones más reducidas, de líneas depuradas, simples y modernas que, a pesar de su aire futurista, muestran el máximo respeto por los mandatos constructivos religiosos. Es el caso de la Iglesia de Knarvik, al oeste de Noruega, diseñada por Reiulf Ramstad Arkitekter. El estudio con sede en Oslo se ha adaptado a la agreste orografía del terreno dando gran importancia a las zonas exteriores (pensadas para la celebración de eventos culturales) pero sin perder de vista elementos tan icónicos como la esbelta torre del campanario. La fachada de madera sirve como elemento de fusión con la vegetación local. Justo el efecto contrario buscaba el arquitecto libanés afincado en París Maroun Lahoud, cuando recibió del gobierno de su país el encargo de levantar un templo maronita en Chouf, una de las zonas más devastadas por la guerra civil de 1975. Lahoud ha apostado por un cubo blanco de piedra con líneas puras y techos planos, propios de la liturgia de esta minoría católica. Completa esta trinidad la rotunda parroquia de El Señor de la Misericordia, en Pueblo Serena (Monterrey, México), proyectada por los españoles Moneo Brock. Sus formas contundentes recuerdan a las primeras misiones americanas y, a pesar de su fisonomía rupturista, todo su planteamiento gira en torno a la tradición de los ritos cristianos. Es tiempo de oración.