Vintage,
POR ISABEL MARGALEJO
tos. Wava Carpenter, experta en diseño del XX y directora de Pamono, corrobora esta teoría. “El interiorismo a menudo sigue a la moda y, además, hay una audiencia más joven dispuesta a acabar con el dominio del vintage de los 50. La rebelión contra el lema La forma sigue a la función de la Bauhaus empezó antes de 1990, pero fue entonces cuando se popularizó una nueva exuberancia, una simpleza techie mezclada con un colorido joie de vivre. Y, eventualmente, todo regresa”, remata. Los 90 se caracterizaron por sus muebles de curvas sinuosas, maderas rubias, transparencias, acero inoxidable y grandes dimensiones, en los que el afán de exhibicionismo se alternaba con la discreción máxima, dependiendo del autor. “En términos estéticos suponen la culminación de las épocas precedentes. Hubo una explosión de nuevos plásticos y tecnología de moldeo, además de un interés masivo por las formas vivaces y lúdicas introducidas por los creadores rebeldes de los 70 y los 80. Las de los 90 ejemplifican el optimismo de la era”, apunta Wava. En esta época seguían en activo grandes como Achille Castiglioni, dominaban todavía la escena maestros con oficio como Michele de Andrea Branzi o Enzo Mari y daban sus primeros pasos novatos como los Bouroullec o Konstantin Grcic. El minimalismo radical propio de los yuppies (solo hay que recordar el cuero, el acero y el mármol del aparlucchi,