Improvisación, con sus propias manos POVERA ILUSTRADO en el que también firma la mayoría de los MUEBLES y las paredes.
Entre la inspiración y la el diseñador e interiorista PIETRO RUSSO ha construido su minipiso milanés TEXTO: ROCÍO LEY
as ideas vinieron de los límites, no solo de las posibilidades. Con el reto de tener que meterlo todo en 50 m 2, el diseñador e interiorista italiano Pietro Russo explotó tanto el plano horizontal como el vertical: “Esparcí muebles bajos muy largos o que ocupasen toda la altura, 3,30 m, como mi expositor Voliera de latón. Dan una especie de perspectiva, de profundidad”, cuenta este pullés de nacimiento. Vivió en Berlín, pero desde hace 15 años tiene su base en Milán. De su madre heredó el sentido de la decoración y la pasión por la casa (“Ella la tenía siempre muy limpia y cuidada”), y de su padre, el constructivo (era albañil). Encontró por internet este miniapartamento en Città Studi, el barrio de las universidades. “Me gusta porque es tranquilo pero a la vez rodeado de jóvenes estudiantes”, dice. Se enamoró por el suelo hidráulico, que luego solo pudo dejar en el salón-dormitorio porque el del resto estaba destrozado, así que lo cambió por mortero autonivelante. Se trata de un tercer piso en un edificio anodino de los años 50 en el que una entrada distribuye, a la izda., dos pequeñas estancias (un office con fregadero y el baño) y, a la dcha., la cocina-comedor y, atravesándola, al final, la sala de estar con cama. “No tiré ningún muro pero lo reformé entero con mis propias manos: suelos, paredes, instalación eléctrica... Tengo una relación directa con el hacer, necesito trabajar el material. La cocina, en hierro y cemento,