8. GRAN SHOW: pesos pesados
Aunque este año el número de expositores es ligeramente menor que el pasado (venimos del bombazo del aniversario), los come-backs y estrenos internacionales son imponentes. Hablamos de la londinense Hauser & Wirth, con sedes en todo el mundo, la parisina Chantal Crousel o la italo-británica con espacio también en Nueva York Lisson Gallery. “Todas ellas demuestran el atractivo de esta edición”, asegura Carlos Urroz. “La reputación del evento, mi lazo con España (tengo familia allí) y el deseo de presentar la pintura americana de los años 80 a los coleccionistas de la Península Ibérica nos ayudaron a tomar la decisión de venir por primera vez”, dice el galerista Laurent Mercier, de la belga Maruani Mercier, otra de las grandes que se estrenan en el Programa General. “Llevamos nombres con fuerte presencia e historia en España, como Ai Weiwei, Ángela de la Cruz, Carmen Herrera, Anish Kapoor, Julian Opie, Tony Oursler o Rashid Rana, pero también otros menos conocidos como Cory Arcangel, Ryan Gander o Jorinde Voigt”, explica Salomé Prada, una de las directoras comerciales de Lisson Gallery. El espectáculo debe (y quiere) continuar. Habemus calidad. ifema.es/arcomadrid_01
SPOR ROCÍO LEY
u nombre es desconocido para el gran público, a pesar de ser uno de los diseñadores industriales más importantes de la Francia de la posguerra. En 60 años de carrera y con obras tan dispares como el funicular de Montmartre, botas de esquí, cepillos de dientes, platos, máquinas de escribir, cámaras de fotos o un televisor portátil, Roger Tallon (París, 1929-2011) impuso un enfoque radicalmente nuevo cuando nadie hablaba de diseño en su país. Mientras estudiaba Ingeniería Eléctrica, le mandaron a luchar en la Segunda Guerra Mundial a Alemania y a su vuelta fue contratado como consultor por Caterpillar y, más tarde, por Dupont de Nemours, dos empresas de maquinaria técnica. Del 53 al 73 Tallon entró en Technès, cuyo fundador fue Jacques Viénot, precursor del movimiento de la estética industrial, que se proponía mejorar la calidad visual de los productos de la época. De él aprendió esta visión y acabó siendo el director de la compañía, donde desarrolló más de 400 utensilios, todos prácticos y funcionales porque, como él decía, creaba en oposición al esteticismo de los italianos, “que hacían objetos para la ciudad de Dios”, pero sin dejar de lado las
formas y con un cierto sentido del humor. Tallon reinventa la vida cotidiana: es la época de sus sillas Zombie para un café de París, sus cubiertos 3T para Ercuis, los relojes Mach 2000 para Lip, los recipientes de aceite para Elf, su serie de muebles M400 (que aparecen en la película La Piscine de Jacques Deray) o su taburete Cryptogamme reeditado por Sentou. El metal y la espuma son sus materiales fetiche. En 1973 fundó su propia agencia, Design Programmes SA, y a partir de entonces da vía libre a su pasión por los transportes: crea el revolucionario tren Corail (contracción de confort sur rail) para la SNCF, el TGV Atlantique (que describió como “metal que flota en el espacio”) y el TGV Duplex (a sus ojos, su obra maestra), el Eurostar, la línea 14 del metro parisino (Meteor )o su último proyecto, el tranvía Tours con el artista Daniel Buren. De todas formas, el mayor logro de Tallon es que muchas de sus creaciones, con más de medio siglo a sus espaldas, innovaciones formales y verdaderos éxitos comerciales, hoy siguen intactas y vigentes, como el mapa del RER de 1976 o el diseño gráfico de la revista Art Press de 1973. Quizá fue su obsesión por lograr una estética global pensada para acompañar la evolución de la vida o quizá porque anticipó la figura de designer polivalente que conocemos hoy. En 2008, tres años antes de su muerte a causa de una enfermedad, donó todo sus archivos al Musée des Arts Décoratifs de París, que acaba de dedicarle una completa retrospectiva. Rendidos ante un rey.