“No hay ningún RINCÓN que no haya sido proyectado. Cada pavimento, cada TIRADOR, cada moldura...”.
JAIME BERIESTAIN
uando los propietarios de este apartamento llegaron al estudio del interiorista Jaime Beriestain en Barcelona, lo hicieron con una carpeta llena de fotografías bajo el brazo. El chileno se sintió identificado de inmediato con las referencias que le proponía esta joven pareja dedicada al mundo de la moda. No en vano, los materiales, lámparas y telas de las imágenes que le mostraban coincidían a la perfección con ese estilo majestuoso que le caracteriza. Desde ese momento tuvieron claro que querían recrear la estética haussmanniana del París más señorial. Para ello, decidió cambiar completamente la distribución original de los 360 m2 de este piso de un edificio de los años 80 en el barrio de Sant Gervasi. “Queríamos jugar con la simetría creando ejes que dieran nobleza al espacio”, explica Beriestain. Desde la entrada, un pasillo central vertebra toda la casa. La idea era aprovechar las zonas de paso dotándolas de importancia gracias a una amplitud inusual y multitud de obras de arte. Cuidaron todos los detalles hasta un punto casi enfermizo, desde el parquet en espiga, que restauraron reutilizando trozos de diferentes habitaciones, a los frisos de yeso hechos in situ por artesanos o los tiradores de puertas y ventanas fundidos ex profeso. “Todo está pensado al milímetro. Incluso elegimos los suelos losa a losa, buscando las mejores vetas y colores”, continúa. En los baños, el mármol sirve para replicar las boiseries del resto de las habitaciones y, en la cocina, una mezcla de piedras reinterpretan el tradicional cabochon francés. Y es que, a pesar de que en este tipo de viviendas la zona familiar y la de servicio están completamente separadas, incluso con puertas a la calle diferentes, no querían que los fogones perdieran ese espíritu sofisticado. En el salón, el color fue clave. Una gran alfombra gris une las dos zonas en torno a las que se agrupan los muebles, la mayoría realizados a medida en diferentes tonos de la misma gama. Destacan dos butacas originales de madera que Pierre Jeanneret creó en los años 50 para la ciudad india de Chandigarh. Dos reliquias que se suman a otras joyas como las sillas de Warren Platner para Knoll o la mesa del comedor que el propio Beriestain ha diseñado con un sobre de marquetería de nogal canteado con latón y una base de travertino acanalado con los poros sellados en pan de oro. Una pieza de arte a la que se suma una colección que toca todos los palos, desde fotografía a escultura, pasando por dibujos o grabados de jóvenes artistas como Yago Hortal o de consagrados como Jaume Plensa, Karin Kneffel, Peter Halley, Martín Chirino, Andy Warhol o Keith Haring. “En este sentido, la asesoría de Carlos Durán de Galería Senda fue imprescindible. También la de Toni Puig de Azul Tierra, que aportó algunas de las esculturas y pequeños objetos. No hay ningún rincón que no haya sido proyectado. El resultado es atemporal, refinado y cálido. Podría estar en cualquier capital europea”, sentencia. www.beriestain.com