MACIZO alpino Flaine
Es un enorme resort en una estación de esquí de los Alpes Franceses. Marcel Breuer lo diseñó a finales de los 60 con su estética racionalista de cemento. Sus exteriores son un museo al aire libre con esculturas de Picasso, Dubuffet o Vasarely.
n lo que antes era una meseta intacta de los Alpes Franceses, en la región de Alta Saboya, Marcel Breuer (1902-1981) diseñó a finales de los 60 un conjunto arquitectónico bajo el patrocinio del geofísico millonario Éric Boissonnas, perteneciente a una familia de banqueros suizos. Unificado por el cemento y el estilo racionalista del arquitecto, Flaine es un conglomerado de apartamentos, hoteles, restaurantes, tiendas, salas de conciertos, cines y hasta capilla, con alojamiento para 12.000 visitantes y salpicado de esculturas de Pablo Picasso, Victor Vasarely y Jean Dubuffet en espacios abiertos. Pero volvamos a los inicios. Boissonnas buscaba un lugar donde construir una estación de esquí, pero no quería un simple proyecto de urbanismo sino una obra maestra y una aventura cultural. Cuando en 1959 lo encontró, él y su esposa Sylvie le confiaron el encargo a Breuer. El húngaro, una de las figuras líderes del Movimiento Moderno y parte de la famosa escuela Bauhaus de Alemania, se propuso integrar el resort en las montañas proyectando contrucciones inusualmente altas para dañar lo menos posible el entorno, pero fiel a su gusto moderno. Opuestamente al principio fundamental bauhausniano (la forma sigue la función), Breuer imaginó los diferentes bloques sin saber su uso, un aspecto importante para el desarrollo del complejo, ya que muchos de ellos cambiaron su papel a lo largo de los años en respuesta a un mercado inmobiliario salvaje (los inmuebles residenciales privados se convirtieron en apartamentos de vacaciones u hoteles y los centros comerciales en restaurantes y cafeterías). Con materiales esenciales como hormigón, piedra y madera, el arquitecto utilizó formas claras y limpias para crear una imagen urbana dentro del paisaje montañés. Fue diseñado como una zona libre de coches, con distancias cortas a pie con el fin de generar la mínima contaminación posible. Junto a Sylvie, Breuer fue también responsable de los interiores. Concibió muebles, chimeneas que parecen esculturas, techos artesonados de cemento prefabricado y elementos de diseño exterior como farolas y letreros, muchos de los cuales se conservan hoy. Boissonnas y su mujer desempeñaron, además, un papel fundamental a nivel artístico: en 1970, un año después de la inauguración, se estrenó el Flaine Cultural Center con exposiciones de artistas contemporáneos y repartieron entre la nieve obras de la asociación de la propia Sylvie, La Culture pour Vivre, y otras en depósito cedidas por el Pompidou. Un auténtico museo al aire libre como pretendieron desde el principio.