“Cada vez que visitaba la algo”.
SOTTSASS casa CAMBIABA
cubierto las paredes exteriores por lo prohibitivo que resultaba importarlo desde Europa. “Cada vez que visitaba el terreno (lo hizo hasta en tres ocasiones, aunque nunca después de estar terminada la construcción), cambiaba algo”, cuenta el propietario. La obra comenzó en la Nochebuena de 1995, seis años después de la primera toma de contacto y duró dos. Durante ese tiempo, el argentino se convirtió en el más férreo guardián de los propósitos de Sottsass, asegurándose de que se cumplieran al detalle sus exigentes mandatos. “La tendencia de los contratistas era tomar el camino más sencillo y Ettore era todo lo contrario, decía que había que olvidar lo que ya se había hecho para lograr algo nuevo y diferente”. Así fueron tomando forma las dos plantas del edificio, un conjunto de cajas superpuestas rematado por una pequeña torre a dos aguas. Los hoy renovados blancos, verdes, negros, amarillos o rojos parece que hubieran sido elegidos de forma caprichosa, pero responden con minuciosidad a la interacción de cada volumen con la luz o la orografía del lugar. “Recuerdo cuando me llamaba para preguntarme cómo de esponjosas eran las nubes de Maui”, dice Lesley. Todo lo que veía, comía o escuchaba le servía de inpiración, una simple pastilla de paracetamol, por ejemplo, desembocó en un pequeño estanque ovalado para el patio trasero, y los puentes que durante siglos han construido los lugareños dieron forma a la gran terraza exterior de pino de Oregón. El propio arquitecto mandó sembrar un bosquecito con abundantes limoneros, caquis, higueras y aguacates para oscurecer la base y hacer resaltar aún más el edificio. En el interior, la intervención no fue menor, por su despacho de Milán pasaron los prototipos de las balaustradas, del cabecero de la cama o de unas esbeltas estanterías realizadas a medida. También sugirió la línea que debían seguir el resto de los muebles, algunos de ellos concebidos por el propio Adrián. El maestro se fue para siempre un diciembre de 2007, pero su herencia está más viva que nunca. www.acmestudio.com