Muyad DISEÑO
aré una silla de tres patas”, le dijo un pequeño Max Enrich (Barcelona, 1987) a su madre, creyendo que había tenido una idea rocambolesca. “No sabía lo que era esta profesión, yo solo quería ser inventor de muebles”, nos cuenta el diseñador catalán. Creció y en las aulas descubrió un oficio que desde el principio le planteó dos caminos: el del pragmatismo o el de la belleza. Escogió el segundo. “Una mesa es lo que es, no hay misterio, funciona. Tenemos que aportar otra cosa, conseguir que algo además sea bello es complejo y laborioso”. Estudió Arquitectura, todavía con cierta inocencia infantil. “Creía que construías el edificio, luego lo decorabas y acababas por los pomos. No era así”. Abandonó lo grande para centrarse en lo pequeño y se matriculó en EINA, la prestigiosa escuela de diseño, donde sumó una nueva decepción: a la formación técnica le faltaban horas de artesanía. “Durante seis meses me convertí en mozo de un taller de carpintería. La madera es la columna vertebral de este trabajo, si no sabes cómo funciona, no puedes entender cómo lo hace el plástico o el hierro. Cuando comprendes un material comienza la curiosidad por otro”. Así surgen piezas únicas, hermosas, nada superficiales, influidas por los autores italianos de los 80 y arquitectos como Van der Rohe, Lloyd Wright y Foster, a lo que sumó su gusto minimalista, austero y optimista. De esta fórmula nace su silla Patio y las mesas
La gama Wish es una de las mayores inversiones de Teka en I+D. ¿El resultado? Electrodomésticos precisos, eficientes e intuitivos cocine quien cocine.