Cuatro metros de altura y muebles XXL diseñados por él. Es la vivienda de Emil Thorup en Copenhague.

Emil Thorup, fundador de la firma Handvärk, ha convertido su apartamento de Copenhague en una casa-showroom donde su diseño convive con los contemporáneos que admira.

Perdón, podéis quitaros los zapatos?”, dice Emil Thorup en la puerta de su apartamento. Para que no nos llevemos a error, esta petición no es grosera, sino educadísima, invitándonos a estar más cómodos como marca la tradición japonesa que tanto le gusta. No hay duda, es un gran anfitrión. Una vez pones el primer pie (descalzo) en su universo, descubres un segundo motivo oculto en su ruego: quiere que disfrutemos del tacto de la tarima centenaria, 290 m2 de listones de madera clara y cepillada en un edificio de 200 años de antigüedad a las afueras de Copenhague. “Inicialmente fue un piso de 500 m2 para la realeza, pero fue segregado. Tuvimos suerte y nos quedamos con la parte más social, donde se recibía, con tres zonas de estar con su baño y un salón oval. La parte negativa es que solo disponemos de dos dormitorios. De aquella construcción original mantuve las molduras, los estucos y el suelo, el resto, como la cocina, que adjuntamos a un salón, o los baños los hice desde cero”, explica satisfecho del resultado. La principal dificultad, que solventó con soltura, fue la de dar con muebles de gran tamaño que llenasen unos espacios con una altura de cuatro metros: “Son difíciles de encontrar para estas proporciones, de ahí que casi todo lo haya diseñado yo con mi firma Handvärk”. La ubicación del edificio, lejos del pulso del centro para él es una ventaja, así puede estar junto a su empresa que fundó en 2015 con la idea de actualizar la tradición nórdica.