PEDRO APÓSTOL Excesivo, contestatario y genial. Entramos en la casa-estudio del artista Pedro Friedeberg en México.
lágrimas en los ojos y no hay que decepcionarles. Cada año digo que es el último”, explica socarrón. Aunque a día de hoy, junto al hijo de aquel José carpintero, se dedica a hacer maquetas. “De arquitecturas fantásticas, barrocas y manieristas que se expondrán, Dios mediante, el año próximo. Esto es más divertido y creativo que fabricar eternamente sillas”. Sus muebles son entes antropomórficos de los que emergen brazos o pies mientras que su obra gráfica es geométrica: escenarios op art con varios puntos de fuga, a la manera renacentista, con figuras muy influidas por el folclore mexicano. “Algunos de mis referentes son Escher y Piranesi. También los arquitectos visionarios del XVIII: Ledoux, Ledeue y Boullée. Admiro mucho a Atanasio Kircher, al Aduanero Rousseau, a Paul Steinberg, Schinkel, al Ferdinad Cheval sin olvidar a Vasarely, Jamnitzer, Pugin, Paxton, Borromini y mil otros”, enumera. Todos son nombres clásicos. “¿El arte que se hace hoy? No lo conozco. Las artes plásticas ya no existen. En cambio se da un gran auge en la gastronomía, la ecología, la pornografía, la astronomía y en el arte de la estupidez y la imbecilidad generalizada en la mayoría de los políticos y gobernantes y ciertos tomadores de pelo que se hacen pasar por artistas conceptuales”, dice recargando las dos últimas palabras con una ración extra de sarcasmo y un chorro de refrescante sinceridad. “El uso de la incorrección política inmediatamente lo hace parecer a uno un burgués reaccionario y ser despreciado por los intelectuales de izquierdas, que son tan inteligentes, tan perceptivos, gente tan educada y tan fina y que resolverán los grandes problemas morales y económicos de estos tiempos, cuando todos están inscritos en el despreciable american way of life: casita, coche, vacaciones y carrito de bebé”. Genio y figura. www.pedrofriedeberg.com
“Espero seguir creando hasta el último día, cuando me llamen las tres Parcas”. PEDRO FRIEDEBERG