RUBÉN GRILO
ESCULTURAS, INSTALACIONES, COLLAGES... SUS PIEZAS POSTINDUSTRIALES LO CUESTIONAN TODO.
(Lugo, 1981). “La interpretación castra la potencialidad de las cosas. Un piano, por ejemplo, no sirve solamente para tocar música sino también para hacer leña con él. Da lo mismo lo que nos hayan contado, el piano arderá igual”, dice Rubén Grilo, que llegó a Berlín hace una década buscando libertad para crear. Le gusta la oposición de objetos industriales y artísticos (de ahí que le retratemos frente a unos tornillos de la multinacional Bauhaus, donde confiesa que pasa horas comprando) y hace años que renunció a lo narrativo como parte de sus obras. Ahora se define escultor porque “es un saco muy grande” donde se mueve en la indefinición, está en la cantera de la galería catalana Nogueras Blanchard y en sus obras hay balas de heno, bolsas de tela customizadas, tabletas de chocolate hechas con imanes, tubos de pintura perfectamente colocados o telas denim colgando de los lienzos. “Pienso en las piezas como una red, un circuito o un organismo. Me gusta cuando se relacionan unas con otras, no cuando dependen de mí o del juicio de los demás”, concluye. www.rubengrilo.net