CURA DE BELLEZA
18 AÑOS DESPUÉS, TOMÁS ALÍA REVISITA SU PASADO REFRESCANDO EL INTERIORISMO DEL LARIOS CAFÉ.
Cuando Tomas Alía decoró este espacio, cercano a la Gran Vía madrileña, a finales de los 90 no sospechaba que sería uno de los place to be de la capital. “Fue el primer local en Madrid en ser multifacético y promover el concepto de evento. En el Larios Café se celebraban cumpleaños, estrenos de cine y todo tipo de shows”, recuerda. Hoy, 18 años después, se ha encargado de su nueva imagen y, a pesar de los buenos recuerdos, no se ha dejado llevar por la nostalgia y lo ha reinventado por completo. “El reto ha sido conseguir un ambiente dinámico, con elementos sorpresa y espacios diferenciados”, resalta el interiorista. Así, las zonas se han separado en lo que él define como bomboneras, entre las que destaca el restaurante, con un llamativo zócalo de capitoné de fieltro y latón de formas octogonales, material que se repite en butacas, sillas o lámparas, y la discoteque, en la planta baja, amarilla y con potente iluminación galáctica al más puro estilo Alía. Aunque la estrella es el smoking bar, envuelto en un gran mural de cerámica de Talavera de la Reina con patrones creados en exclusiva por el manchego (no en vano, ha sido nombrado embajador en el mundo de esta ancestral artesanía, aún con plena salud). Todo es nuevo, pero el espíritu de continuar pegado a lo rabiosamente contemporáneo sigue intacto. Madrid: Silva, 4. larioscafe.es