DECORAR CON TIEMPO La colección de relojes Rare Handcrafts de Patek Philippe revive técnicas artesanales.
Solo unos pocos conocen los secretos de técnicas artesanales centenarias como el esmaltado, el guilloché o el engastado. La colección de relojes Rare Handcrafts de Patek Philippe se ha propuesto que no caigan en el olvido.
Desde el siglo XVII Ginebra ha sido el centro de la alta relojería. Allí se concentraba la producción de relojes artísticos, verdaderas joyas en las que se aplicaban refinadas técnicas manuales. Durante años, los maestros que los creaban eran los más apreciados y su labor estaba de moda incluso entre la realeza europea pero, desde la Segunda Guerra Mundial, este gremio ha estado en serio peligro de extinción. Quizá hubiese desaparecido sin el apoyo de Patek Philippe. La marca fundada en 1839 apostó desde sus inicios por embellecer sus maquinarias perfectas con alguno de estos procesos, que se han transmitido de generación a generación, y durante la crisis que azotó el sector, en lugar de abandonarlos, los convirtió en la razón de ser del Patek Philippe Museum. En su colección Rare Handcrafts, la manufactura sigue creando cada año 40 piezas únicas entre modelos de pulsera, de bolsillo y, sobre todo, de sobremesa (llamados dôme y el lienzo ideal para estas virtuosas decoraciones) pensando en los entusiastas contemporáneos. Sus expertos los adornan minuciosamente con artes a las que dedican cientos de horas. Entre ellas está el guilloché, que consiste en crear bellos patrones geométricos de finas hendiduras en el metal con un torno operado a mano; el esmaltado, que en su modalidad cloisonné realiza diseños con hilo de oro que después se rellenan con pigmentos; el grabado, el engastado de joyas o la delicada marquetería. Todo parece tener su continuidad más que asegurada. Larga vida. www.patek.com