CORONAR LA FIESTA
La esteta J.J. Martin llenó su ático de Milán con estampados, maximalismo y color. Todo encaja.
de Nueva York a Milán por amor. Ese paso dio hace 17 años J.J. Martin, periodista y fundadora de La Doublej, marca reconocible por sus estampados explosivos y optimistas que imprime en moda, platos, manteles y recientemente en los muebles de Kartell, para la que ha tuneado varios de sus hits. Vive en el corazón de la ciudad, detrás del Palacio de Justicia, al lado de un colegio y una iglesia (“Lo que significa que es muy ruidoso a las 8 de la mañana pero supertranquilo a las 4 de la tarde”), en un ático de 180 m (más 100
2 de terraza) en un clásico edificio milánes de los 50. “A dos manzanas están los Giardini della Guastalla, que me encantan, y tenemos mucha luz y una enorme terraza con vistas a todos los pilares de la arquitectura italiana: la Torre Velasca, el Pirellone y el Duomo. Este último también lo vemos desde el retrete porque abrimos una ventana en el baño –dice–. Quería algo especial, con factor sorpresa y alegría. Busqué durante tres años, vi más de 90 pisos, fue un proceso terrible, largo y difícil. En Milán es posible encontrar casas bonitas para alquilar pero no para comprar. Creo que eso es algo italiano: no las venden, las mantienen en la familia durante 500 años”. Tenía una distribución tradicional, un largo pasillo con cuartos a un lado, pero su arquitecto, Massimo Curzi, derribó todas las paredes y lo reconstruyó de cero comunicando las estancias. Eso sí, mantuvieron las seis puertas originales que van de las habitaciones principales a la terraza.
Después diseñaron largas estanterías y armarios de roble con unos artesanos de Pavía, instalaron un muro de cemento separando el comedor del pasillo, una tarima teñida de negro y pintaron la entrada y el estudio de un azul zafiro brillante del mismo color que el mar en la isla de Panarea (“Mi pintor era siciliano”, apunta J.J.). Azul también es el suelo de la terraza (“Insistí en cubrirlo con azulejos octogonales lapislázuli y ahora parece una piscina gigante”) y el baño de invitados (“Supongo que estoy obsesionada con este tono. El azul oscuro es el color del sexto chakra, nuestro tercer ojo. Es muy importante para mí: me da paz pero también energía”). Como buena esteta, Martin tiene claro lo que busca: “Me gusta el período Liberty para estampados, el midcentury italiano para mobiliario y las construcciones de la Italia fascista. No soporto las casas blancas con fotos en blanco y negro y los sofás planos y bajos. Soy una maximalista y colorista de corazón, pero trato de equilibrarlo con algo más mínimo y limpio, no quiero vivir en el caos”. Respecto a la decoración, es una mezcla refinada, informal y con un punto excéntrico. “Nuestro arquitecto pretendía llenar la casa con muebles de diseño y yo le dije: ‘No Way!’ Tampoco quería ni una lámpara de techo o pared, tengo 25 entre de suelo y de mesa. Así que pasé muchísimo tiempo recorriendo mercadillos y anticuarios en busca de piezas especiales. Todo es vintage de los 40 a los 60, excepto nuestra cama Poliform. La he decorado lentamente, ya era una increíble interiorista de pequeña con la Barbie Dreamhouse –dice con humor–, y la cambio muy a menudo. Por ejemplo, hace tres años y con la ayuda del proyectista Martino Ferrari y mis amigos Dimore Studio, renovamos completamente la terraza, que es la zona más especial. Me siento bajo el manto de glicinia y jazmín y es como si estuviera nadando”. ladoublej.com