NAVIDADES, 1972
Studio 54 y sus bolas de discoteca, el futurismo de 2001: Odisea en el espacio y la Alta Sociedad neoyorquina, todo junto. El ojo exquisito y extravagante de Gloria Vanderbilt hizo del árbol una instalación contemporánea capaz de sobrevivir a diciembre. Paredes metalizadas y suelos de espejo, la fiebre ‘disco’ setentera contagia también la Navidad. Espumillón, bolas iridiscentes, cruces, peces dorados y anémonas de seda del florista Ronaldo Maia. Es el ‘kitsch deluxe’. En vez de una estrella, como remate la millonaria añadió un ‘chandelier’, con velas encendidas, de ‘Nesle’. Icono de estilo y osada, la casa de Vanderbilt en Manhattan en esa década era un delirio decorativo maximalista.