Sabio GRIEGO
Asientos de siluetas estilizadas o titánicas estatuas abstractas. El trabajo de Philolaos Tloupas, amante del acero, es un ejemplo de arte multidisciplinar fuera de toda norma.
Todo comenzó en su Grecia natal. Allí, durante su infancia en Larissa, en la región de Tesalia, Philolaos Tloupas se encerraba en el taller de carpintería de su padre a experimentar con metales que cogía a su abuelo, calderero. “Todo mi trabajo es un viaje motivado por la curiosidad, de pruebas, de inventar nuevas combinaciones. Exploro lo desconocido y es muy agradable. ¡Siempre estoy impaciente por ver dónde voy!”, contaba. En 1944 entró en la Escuela de Bellas Artes de Atenas, con unos estudios accidentados por la guerra civil de su país, hasta que en los 50 se mudó a Saintrémy-lès-chevreuse, cerca de París, donde dió clases de escultura y desarrolló con el sobrenombre de Philolaos casi toda su obra, una mezcla personal de formas figurativas con referencias al arte griego antiguo, la abstracción o los bajorrelieves en las que los materiales eran clave. “El acero es fantástico, cumple con todos mis deseos. Hermoso, sólido, inalterable, disfruto con él”, decía sobre su componente favorito. En 1959 comenzó a colaborar con el arquitecto André Gomis, con el que en 1969 empezaría su mayor proyecto: los Château d’eau de Valence, dos enormes depósitos de agua de más de 50 metros que le hicieron ganar el apodo de “escultor de los arquitectos”. “Ellos me dan la oportunidad de intervenir a gran escala con una gran audiencia. Me hacen evolucionar”, explicaba. Paralelamente, entre los 60 y los 70 desarrolló mobiliario y menaje de hierro y madera de formas livianas y estilizadas: estatuas que guardaban discretamente un televisor o tenedores y butacas que adquirían una dimensión estética majestuosa. Objetos únicos fruto de su visión refinada que hoy siguen vigentes. Al final de su vida logró reconocimiento en su tierra natal con la instalación de una obra en las Olimpiadas de Atenas y varias exposiciones, pero fue Francia el país que más le dio. En 2005, cinco años antes de su muerte, en una retrospectiva en los jardines del Palais-royal, se le otorgó la Orden de las Artes y las Letras, convirtiéndolo en uno de artistas helenos más relevantes del XX. philolaos.fr