GRAN COFRE
Febrero Studio reformó un ático en Madrid con soluciones arquitectónicas de hoy pero la mirada puesta en el pasado.
Un ático madrileño reformado por Febrero Studio: funcional, setentero y revestido de cálida madera.
Que fuera funcional y no fuera telecentrista. Esas eran las dos únicas condiciones que el dueño de este ático en una corrala de más de un siglo del barrio de Justicia de Madrid les puso a los fundadores de Febrero Studio. Así, Jesús Díaz y Mercedes González tuvieron lo que todo arquitecto sueña: una libertad “casi total” para intervenir en él. “Había muy poco que mantener, se puede decir que estaba totalmente destrozado –recuerda Díaz–. Podía llevar 80 años sin tocarse y a pesar de tener solo 43 m2, había cocina, baño, salón y dos dormitorios todos independientes. Uno de ellos ni tenía ventana”. En la reforma decidieron tirar todas las paredes y los falsos techos, alcanzando así hasta cuatro metros de altura en las zonas más altas y dejando a la vista algunas de las vigas originales de madera y tragaluces ocultos. “Sin embargo, en el espacio que habíamos logrado, luminoso y sin obstáculos, quisimos mantener el punto setentero que tenía, con elementos de las casas de nuestros abuelos, pero actualizados”, explica Díaz. De este modo, la estrella del piso es una gran estructura panelada en madera de mongoy que, inspirada en esos muebles librería contundentes y oscuros que antaño podían ocupar toda una habitación, separa el baño, el domitorio y el salón. Con una profundidad de 60 centímetros, en su interior acoge la lavadora, la cocina, los armarios o los conductos del aire acondicionado. “Decidimos que no llegara hasta arriba para mantener un volumen único que, aunque se vea como algo divisible, en realidad sea un solo ambiente”, señala el arquitecto. Los guiños retro se repiten en el dormitorio, donde instalaron un cabecero de fieltro verde con dos carteles luminosos de portales de la época convertidos en lámparas de noche, o en el baño, y con unos llamativos apliques-plafón de cristal. Para evitar que el salón no se centrara en el televisor todos los muebles miran a una chimenea de leña, que sustituye a una antigua de ladrillo que no funcionaba. En el suelo retiraron la antigua baldosa “que estaba en muy mal estado”, y eligieron microcemento mientras que en las paredes apostaron por un color blanco con toques beige que, junto a la iluminación diseñada por ellos, siempre indirecta, crea un ambiente cálido en el que funcionalidad, ecos del pasado y soluciones del presente se dan la mano. febrerostudio.com