CULTURA POPULAR
Gabriel Escámez ha volcado su pasión por la tradición en esta construcción sencilla, áspera y erudita en Poblenou.
La casa en Poblenou del diseñador Gabriel Escámez es todo lo que él defiende: racionalista, artesana, sencilla, áspera y vernacular. Su erudito y sofisticado homenaje al Mediterráneo.
Esta mañana al despertar vi esas fábricas grises y marrones de formas geométricas que me remiten a las pinturas cubistas de Juan Gris y Picasso. Recuerdo que fue lo que más me gustó del piso”, comienza Gabriel Escámez, director de arte de Cobalto Studio y también diseñador con La Cobalta, una editora de objetos e iluminación con la que aspira a difundir la cultura popular del Mediterráneo. Su casa en Barcelona es un loft de 160 m2 en un edificio industrial de los 70 de Poblenou, “un barrio que no ha dejado de transformase nunca”, apunta. Aquí vive desde el verano pasado junto a su pareja Carlos y su pajarito, Bambino. “La encontramos gracias a la típica historia de portero. Era un antiguo almacén, me enamoró la sencillez de su planta y sus vistas”. Desde el estudio realizaron una reforma integral y solo conservaron el continente: la pared perimetral, el techo y los pilares de hormigón que arenaron para descubrirlos y que formaran parte del apartamento. “Buscaba algo atemporal, básico y envolvente, que envejeciera bien, no empalagara y a la vez hiciera soñar. Si nos tuviéramos que englobar en un estilo, diría que es un Racionalismo con acento exótico donde combinamos materiales extravagantes y sofisticados con los más vernáculos y sencillos”, continúa Escámez. Las estructuras principales (sofá, cama, daybed, repisas) son de obra y para el suelo eligió microcemento, menos en las zonas elevadas (terraza y cocina) donde colocó unas baldosas de barro cocido. Gabriel escogió una distribución conscientemente abierta en la que solo hay tres elementos divisorios: una pared-biombo sin puertas que no llega al techo y que por un lado es un enorme lienzo en el comedor y por el otro, el armario del dormitorio; una celosía de ladrillo entre el salón y otra zona de estar-terraza; y un módulo de azulejos verdes del Ampurdán que esconde el retrete, la única estancia cerrada, un cubo que da a la cocina, al baño y al dormitorio. Predomina la madera oscura de wengué y la cerámica en todas sus variantes, así como el blanco con toques de mostaza, cuero y el verde de sus amadas plantas (el paisajismo lo hicieron con Estudio Sauvage). La decoración es una mezcla de sus piezas y de muebles de anticuario o mercadillo, como los cuadros. Es relajado y moderno, cálido y cómodo, sencillo y fresco, nada pretencioso y con un punto costero. “Es un claro reflejo de la esencia de Cobalto: nos inspiramos en la arquitectura racionalista, el folclore y la artesanía”. cobaltostudio.com