MATERIAL FLEXIBLE
MAIO ARCHITECTS CONSTRUYE ESPACIOS ABSTRACTOS CON MIL LECTURAS. DESDE BARCELONA, SU MIRADA DE ARTISTA LOGRA CONVERTIR LA FICCIÓN EN REALIDAD.
María Charneco (Palma de Mallorca, 1975), Guillermo López (Tarragona, 1980), Anna Puigjaner (Barcelona, 1980) y Alfredo Lérida (Reus, 1975), ganadores del Premio Campari al Nuevo Talento, fundaron Maio Architects en Barcelona en 2011, cuando se dieron cuenta de que las ocasiones puntuales en las que habían colaborado les funcionaban, y que estaban preparados, a sus treinta y pocos, para una relación más estable. Encontraron, en el barrio de Gràcia, un antiguo lavadero a pie de calle que transformaron siguiendo sus propias premisas. Debía ser multidisciplinar, y para eso diseñaron una gran mesa alargada que comparten con paisajistas, grafistas y aparejadores que les contaminan y les complementan. “Somos antiespecialización. Nos encanta saltar de una cosa a otra, de los muebles que ideamos para la editora belga Maniera a escenografías para músicos, reformas de bares como el Nou o edificios de viviendas sociales en México, eso nos permite respirar. Todo lo hacemos consensuado y con maquetas, que es donde realmente se ven las cosas. Las reuniones y la necesidad de diálogo ralentizan el trabajo, pero nos obligan a ser más precisos y a elegir bien los proyectos”, dice Alfredo. También buscaban un estudio lúdico y festivo, así que separaron la entrada de la gran sala de coworking con un patio lleno de plantas, y en la primera organizan, al menos una vez al año, eventos, exposiciones, encuentros. Y por último necesitaban que fuese adaptable, otra de las claves de su trabajo: crear viviendas donde los espacios sean versátiles, corbusianos, interiores inacabados que el usuario pueda
rematar y cambiar de significado, como la galería de arte en la Ciudad Condal que están ultimando, que entregaron con las paredes sin pintar, con la idea de que sea el arte el que la vaya completando. “Tenemos una intensa relación con ese mundo creativo, que nos interesa y nos influye a partes iguales. Muchos de nuestros amigos son artistas, de David Bestué a Broto, y nos hemos inventado instalaciones efímeras en museos como el MACBA de aquí o la Royal Academy de Londres. Un cuadro abstracto permite que cualquier lectura pueda suceder y nuestra obsesión era y es cómo trasladar eso a nuestra profesión. No es que físicamente los espacios no estén hechos, sino que pueden evolucionar con el tiempo”, explica Anna. Guillermo precisa: “Nos gusta crear estructuras genéricas que no predeterminen totalmente lo que va a pasar en ellas. El mundo está cambiando y no estaría de más desideologizar lo doméstico. La idea de familia tradicional, el matrimonio heterosexual con dos hijos, ya no es la única, la crisis ha permitido que el tejido urbano cambie muy rápidamente. En Japón, por ejemplo, un país hiperavanzado, el 53% de la gente vive sola, y después del último desastre de Fukushima se dieron cuenta de que sus es-
“Nos gusta crear casas que no predeterminen lo que va a pasar en ellas, viviendas inacabadas que complete el tiempo”. MAIO
tructuras familiares y sociales son muy frágiles. Por eso, y no por motivos económicos, cada vez es más trendy compartir piso entre la gente joven y no tan joven”. Anna explica que trabajan con la idea de la vivienda difusa para reformular su profesión. “Gané un premio con un proyecto llamado Kitchenless, basado en lugares que tenían la cocina compartida, o carecían de ella, que pone en cuestión los límites entre lo público y lo privado. En realidad son cosas que se han hecho en muchos países en otros momentos históricos”. El gran escaparate de Maio es su proyecto 110 Rooms, en pleno Eixample barcelonés, que sintetiza esa búsqueda teórica que les apasiona. Es un edificio de apartamentos de alquiler que han transformado después de ganar el concurso. En el lobby se superponen volúmenes, colores y materiales en una propuesta que recuerda, de nuevo, a una pintura abstracta. El interior está, cómo no, preparado para que las unidades habitacionales puedan crecer o decrecer en función de las necesidades. “Somos muy conceptuales —resume Guillermo—. Gran parte de lo que hacemos son instalaciones efímeras, que nos sirven como test para probar cosas que luego trasladamos a los edificios. 110 Rooms es consecuencia de una muestra en el MACBA”. La Bienal de Chicago, la de Venecia, el MOMA o el Guggenheim Bilbao han sido receptores de sus proyectos teóricos. “El código constructivo se ha abierto, los patrones han cambiado, están cayendo los clichés y eso nos permite una cierta frescura”, concluye Alfredo. En esa búsqueda, su arquitectura-ficción es una realidad que, más que negar el pasado, lo adapta a un mundo en movimiento. Que el futuro les acompañe. maio-architects.com