JUGOSA herencia
El restaurante Lapérouse de París, nacido en 1700, ha sobrevivido a siglos de historia. Ahora luce renovado por Laura Gonzalez, pero igual de culto y elegante.
Desde 1766 es un lugar de leyendas. Aquí han comido, bebido y escrito Zola, Hemingway, Baudelaire, Proust, Orson Welles o Churchill. Aquí Gainsbourg conoció a Jane Birkin, Woody Allen rodó una escena de su Midnight in Paris y Michel Houellebecq se casó el año pasado. Fundado por monsieur Lefévre, fue una prestigiosa bodega y después el primer restaurante que obtuvo tres estrellas Michelin, en 1933. Ahora, los salones del Lapérouse lucen renovados por la decoradora Laura Gonzalez, que ha sublimado su atmósfera única y restaurado (junto a los artesanos del finísimo Atelier Mériguet-Carrère) estucos, techos, cueros preciosos, tapices, boiseries y molduras doradas, elementos clásicos que muestran l’art de vivre à la française. El objetivo era preservar el aspecto original de este hôtel particulier del XVIII en la Rive Gauche, histórico y mítico. “Lapérouse nos transporta a escenarios atemporales y a la vez chic-elegantes de un lujo propio del París romántico”, dice. Además, Gonzalez ha actualizado tejidos y moquetas y ha diseñado un bar partiendo de cero para el que incluso ha dibujado un fresco à l’ancienne. “Estas paredes exhalan la sensualidad del país y la herencia proustiana”, afirma Cordelia de Castellane, directora artística del proyecto. Todo queda en casa con la cocina 100% francesa del chef Jean-Pierre Vigato y los postres de Christophe Michalak. Un templo del refinamiento a cuyos placeres sucumbimos. LAURAGONZALEZ.FR POR ROCIO LEY