AD (Spain)

Castillo Marino

Lorenzo Castillo desembarca en Menorca. Un palacio del XVIII en Mahón, que ha llenado con telas y piezas de buen pedigrí, es su puerto allí.

- Texto: ISABEL MARGALEJO fotos: RICARDO LABOUGLE

El interioris­ta Lorenzo Castillo ha remodelado un palacio del XVIII en Mahón con su inconfundi­ble sello: cerámica popular, antigüedad­es, tapicerías y un relajado poderío.

señorial pero fresca, imponente pero relajada, vestida, rica, con sabor mediterrán­eo pero sobre todo muy Lorenzo. Y es que a Castillo se le reconoce ya sea en la ciudad, en la montaña o en el mar, como es el caso. Su filia tapicera, sus antigüedad­es del XVIII, su cerámica popular, los souvenirs de maestros como Madeleine Castaing, Gabriella Crespi o Pinto Coelho, todos están aquí, en la casa en Mahón que ha estrenado este verano. Un palacete noble de cinco plantas en una calle donde el tiempo parece que se detuvo a finales del XVIII, cuando franceses e ingleses ya habían dejado su poso aquí. “Hace dos años, cuando preparaba el libro monográfic­o sobre mi trabajo y necesitaba aislarme, me invitaron a su casa de Menorca mis buenos amigos Javier Goyeneche y Macarena Rey. Por las tardes recorría con ella esta ciudad, hasta entonces solo había estado en Ciudadela, y me enamoró. Sobre todo la calle Isabel II, la más noble, que es preciosa. En ella nada molesta a la vista y es donde están todos los palacios, como aquí los llaman. Así que me puse a ver cuales se vendían en ella. A la semana ya había comprado uno. Era un gran agujero negro pero tenía alma”, nos cuenta el interioris­ta. “En la isla hay una arquitectu­ra de interiores preciosa y he querido dejarla lo más fiel posible, rehaciendo lo perdido en el mismo espíritu”, continúa. Obviamente, una distribuci­ón del XVIII no es apta para la vida moderna, por ello la tocó, pero de una manera tan respetuosa que parece que siempre estuvo así. “Estaba cerrada al mar, antes las casas vivían de espaldas a él para evitar los rigores del clima y la tramontana, y toda mi preocupaci­ón ha sido abrirla a la bahía (ha diseñado una cabina de ducha para poder contemplar­la tanto desde ella como desde su vestidor) y que entrase mucha luz”. Encaramada al enorme puerto natural de la capital, el más grande del Mediterrán­eo, tiene cerca de 1.000 metros cuadrados ordenados en seis niveles. En la planta calle, un generoso zaguán y dos habitacion­es con baño de invitados. De ahí, una pequeña escalera de servicio baja a

una gran sala abovedada que da al mar y que Lorenzo ha dejado diáfana. Eran las antiguas cuadras y en ella ha montado lo que llama con humor una boite. La otra, la principal, lleva a los cuatro pisos restantes organizado­s como pequeños apartament­os. “Van haciendo zigzag y son más bien entreplant­as, cada una con su baño y zona de estar o de trabajo. La primera para mi madre, en la segunda la cocina y el comedor, que son el corazón, la tercera para mi hermana Clara y la cuarta para Alfonso y para mí, estas dos últimas con terraza”. Reconoce que ha sido una obra complicada, pues se había perdido mucho de lo original. “Aunque lo que quedaba era muy bonito. Por ejemplo, en la galería, la ventana en arco fue la primera que se hizo en la ciudad, aquí las llaman boinders, por la palabra inglesa bow window”. Apareciero­n los artesonado­s escondidos tras los cielos de escayola: “Los tapaban en las casas urbanas porque les parecían muy rústicos”. Replicaron las ventanas de guillotina o en forma de abanico a partir de las existentes, la mayoría destrozada­s, y para no tocar los estucos ni picar las pareces de piedra de marés, dejaron todas las instalacio­nes a la vista. Lorenzo ha salpicado de sabor a mar todas las estancias: maquetas de barcos, azules y verdes isleños, apliques con forma de caracola, tiradores como ramas de coral o, en el colmo de la sutileza, los de galuchat de la cocina, pero con cuidado en alejarse de los tópicos. “Quería ser respetuoso con lo menorquín sin caer en lo popular, el blanco y lo payés. Durante la reforma, determinad­as habitacion­es me recordaban a las casas de Sicilia o a las de Tánger, y es que todo es Mediterrán­eo. Menorca tiene un pasado noble y muy importante comercialm­ente entre los siglos XVI y XIX y es un crisol de los pueblos que pasaron por ella: árabes, franceses, ingleses… He querido esto quede reflejado”. Y remata: “Mi madre ha dicho que es la casa más bonita de todas las que he hecho”. No es amor de madre. LORENZOCAS­TILLO.ORG

 ??  ??
 ??  ?? Lorenzo Castillo con su perrita Tana en la puerta que separa la cocina del comedor. Lámpara de hojalata que perteneció a Duarte Pinto Coelho, grabados españoles del XVIII y mesita canaria del palacio de los marqueses de La Laguna. En la otra página: En el salón de la última planta, cama de día estilo Directorio del XVIII con tela de Colefax & Fowler, concha de madera del mismo siglo de un palacio de Palermo y mesitas estilo Giacometti con lámparas de los 60. Como mesa, puf de petit point.
Lorenzo Castillo con su perrita Tana en la puerta que separa la cocina del comedor. Lámpara de hojalata que perteneció a Duarte Pinto Coelho, grabados españoles del XVIII y mesita canaria del palacio de los marqueses de La Laguna. En la otra página: En el salón de la última planta, cama de día estilo Directorio del XVIII con tela de Colefax & Fowler, concha de madera del mismo siglo de un palacio de Palermo y mesitas estilo Giacometti con lámparas de los 60. Como mesa, puf de petit point.
 ??  ?? Bajo la escalera principal de piedra de marés pintada con estuco, banco aragonés flanqueado por mesitas Carlos IV (izda.) y de Jean-Michel Frank y cerámica popular del XX. En la otra página: En el salón de Lorenzo, cabinet mallorquín de palosanto y ébano del XVIII con colección de cerámica del XIX y XX y óleo de Armando Lazzaroni. Sofá de George Smith con cojines de la colección Volumen VI de Lorenzo para Gastón y Daniela. Junto a la foto de Isabel Matoses, aplique de la casa de Madeleine Castaing.
Bajo la escalera principal de piedra de marés pintada con estuco, banco aragonés flanqueado por mesitas Carlos IV (izda.) y de Jean-Michel Frank y cerámica popular del XX. En la otra página: En el salón de Lorenzo, cabinet mallorquín de palosanto y ébano del XVIII con colección de cerámica del XIX y XX y óleo de Armando Lazzaroni. Sofá de George Smith con cojines de la colección Volumen VI de Lorenzo para Gastón y Daniela. Junto a la foto de Isabel Matoses, aplique de la casa de Madeleine Castaing.
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? En el comedor, mesa francesa Luis XVI con nautilus de Gabriella Crespi, sillas diseño de Lorenzo con tela de Jim Thompson y chandelier de Maison Baguès años 40. Detrás, busto italiano del XVII y bodegones, en Ana Abascal Antiques. En la otra página: En el zaguán, mesa de madera y cerámica de Georges Pelletier con una maqueta de barco del XIX, espejo de roble años 40 de Édouard Cazaux, sillas Chippendal­e menorquina­s del XVlll y lebrillos andaluces del XIX.
En el comedor, mesa francesa Luis XVI con nautilus de Gabriella Crespi, sillas diseño de Lorenzo con tela de Jim Thompson y chandelier de Maison Baguès años 40. Detrás, busto italiano del XVII y bodegones, en Ana Abascal Antiques. En la otra página: En el zaguán, mesa de madera y cerámica de Georges Pelletier con una maqueta de barco del XIX, espejo de roble años 40 de Édouard Cazaux, sillas Chippendal­e menorquina­s del XVlll y lebrillos andaluces del XIX.
 ??  ?? En la galería de la primera planta, lit de jour estilo Directorio del XVIII con tela de Jim Thompson, butacas de ratán de Madeleine Castaing y americana años 60, puf de Duarte Pinto Coelho y alfombra Carlos IV. En la pared, óleo de Vidal-Quadras de los 50 y, sobre la chimenea, obra de Joselu Montojo a medida para el marco de ébano y plata del XVII. Las alacenas están pintadas con Farrow & Ball, como toda la casa.
En la galería de la primera planta, lit de jour estilo Directorio del XVIII con tela de Jim Thompson, butacas de ratán de Madeleine Castaing y americana años 60, puf de Duarte Pinto Coelho y alfombra Carlos IV. En la pared, óleo de Vidal-Quadras de los 50 y, sobre la chimenea, obra de Joselu Montojo a medida para el marco de ébano y plata del XVII. Las alacenas están pintadas con Farrow & Ball, como toda la casa.
 ??  ??
 ??  ?? De nuevo en la galería con el suelo original, secreter con chinoiseri­es de Alain Demachy, butacas de Billy Baldwin con tela de la colección de Lorenzo y ménsulas italianas del XIX. En la otra página: La cocina se diseñó a medida con azulejos artesanale­s de Triana y muebles de carpintero con pomos de galuchat. A la izda., vajillero con cerámica española del XVIII y XIX de Alcora, Manises y Teruel.
De nuevo en la galería con el suelo original, secreter con chinoiseri­es de Alain Demachy, butacas de Billy Baldwin con tela de la colección de Lorenzo y ménsulas italianas del XIX. En la otra página: La cocina se diseñó a medida con azulejos artesanale­s de Triana y muebles de carpintero con pomos de galuchat. A la izda., vajillero con cerámica española del XVIII y XIX de Alcora, Manises y Teruel.
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? Bañera de Devon & Devon, en Gunni &
Trentino, y retrato de Ismael González de la Serna. Dcha., otra imagen del comedor. Debajo, habitación de invitados con sillas neogóticas del XX y, dcha., salón en las antiguas cuadras .
Bañera de Devon & Devon, en Gunni & Trentino, y retrato de Ismael González de la Serna. Dcha., otra imagen del comedor. Debajo, habitación de invitados con sillas neogóticas del XX y, dcha., salón en las antiguas cuadras .
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? El dormitorio de Lorenzo, con cama diseñada por él siguiendo modelos barrocos con tela de Manuel Canovas, armario estilo Tudor, en Los
Gusano, con huevos de avestruz de Gabriella Crespi, lamparita de Carlo Scarpa y obra de Vaquero Turcios.
El dormitorio de Lorenzo, con cama diseñada por él siguiendo modelos barrocos con tela de Manuel Canovas, armario estilo Tudor, en Los Gusano, con huevos de avestruz de Gabriella Crespi, lamparita de Carlo Scarpa y obra de Vaquero Turcios.
 ??  ?? Lorenzo ha transforma­do la antigua cuadra abovedada en un espacio diáfano, “una boite relajada que recordase a la Marbella dorada de la que soy fan”, dice el interioris­ta. Debajo, el baño de su madre con espejo francés años 50, mesa del XVIII y lavabo de cerámica. A la izda., la fachada de la casona vista desde el puerto. En la otra página: El dormitorio de su madre con la cama vestida con bordados encargados por él en Chiapas. Veladores de ratán ingleses y acuarelas menorquina­s del XVIII.
Lorenzo ha transforma­do la antigua cuadra abovedada en un espacio diáfano, “una boite relajada que recordase a la Marbella dorada de la que soy fan”, dice el interioris­ta. Debajo, el baño de su madre con espejo francés años 50, mesa del XVIII y lavabo de cerámica. A la izda., la fachada de la casona vista desde el puerto. En la otra página: El dormitorio de su madre con la cama vestida con bordados encargados por él en Chiapas. Veladores de ratán ingleses y acuarelas menorquina­s del XVIII.
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain