Nave creativa
Construida sobre pilares de cemento, la casa de Anselm Reyle en Berlín es una nave brutalista pensada por su mujer, la arquitecta Tanja Lincke.
Una carcasa de hormigón sobre pilares de cemento con vistas al río Spree. Así es la brutalista casa de Anselm Reyle en Berlín pensada por su mujer, la arquitecta Tanja Lincke.
“Siempre me han fascinado los EDIFICIOS en bruto por su honestidad y aquí quería crear justo eso: una carcasa de HORMIGÓN”. TANJA LINCKE
Puedes construir una casa?”, le preguntó Anselm Reyle a su mujer poco después de casarse. El artista alemán había comprado en 2008 una parcela en un área residencial de Berlín, en la que quería habilitar su estudio y vivienda. Al principio Tanja Lincke, arquitecta, no se atrevió a decirle que sí, y diseñó solo su oficina. Pero en 2014 encontró el valor y el tiempo para proyectar esta construcción de cristal erguida sobre seis pilares de hormigón, entre futurista y retro pero definitivamente diferente, desde la que se ve el río Spree. En sus más de 250 m2 vive ahora la pareja junto a sus dos hijos, Otto y la pequeña Louisa, en el terreno en el que antiguamente se ubicaba el cuartel general de la policía acuática de la RDA. “Para mí era importante que la vivienda fuese coherente con su historia, con los viejos hangares que la rodean y con el barrio setentero, que no interrumpiese el paisaje ni las vistas al río sino que fluyese con el entorno”, nos cuenta Lincke. Al edificio se accede a través de un núcleo muy estrecho hecho de cemento que atraviesa la sala de estar y da a la terraza de la azotea. La escalera, la cocina y los baños están situados aquí para que el salón pueda abrirse al exterior sin interrupciones, en un open space completamente versátil que mira al agua. De momento necesitan solo dos dormitorios y la gran zona común está dividida por una estantería, que funciona como gabinete de arte y curiosidades en una cara (de hecho, es una instalación pensada por el propio Reyle), y como librería en la otra. “La escala humana era importante para mí, quería que no nos perdiéramos en las habi
“En casa solo tengo ARTE de amigos con los que me intercambio OBRAS, como Franz West o Peter Halley”. ANSELM REYLE
taciones”, continúa. Por eso la altura es corbusianamente 3,55 metros. Después la desnudó. “Siempre me han fascinado los edificios en bruto, antes de que se les añadan el aislamiento y los revestimientos. Tienen una honestidad y una claridad maravillosas. Y eso es lo que quería conseguir, una casa con la apariencia de una cáscara de hormigón”, explica. Y no fue fácil. Brutalista, contundente, suavizada por el cristal, el esqueleto es una obra de arte sucinta y esencial pero al mismo tiempo bella. El interior es igualmente impresionante, matizado por la madera de cedro. Tanja y Reyle bocetaron algunos de los muebles con los troncos de tres árboles que debieron, a su pesar, derribar, y otras de las piezas son creaciones del artista para marcas como Dior o Henzel Studio, que se mezclan con obras de Vasarely, flores de Murakami y una única pintura de Reyle en el dormitorio. “Ser mi propia cliente fue a la vez bueno y malo. Era genial poder tomar las decisiones importantes, pero la presión también era mayor. Vivir siendo consciente de tus propios errores es un reto”, describe. “Tanja es tan intransigente como casi todos los artistas —añade Reyle—. No se conforma, nunca lo deja estar. Solo se detiene cuando su cabeza, su sentido de la calidad y su ética se lo permiten, al 110%”. Su refugio familiar es, de hecho, una fantasía austera y racional, veneciana y alemana, “llena de obras de amigos que intercambio con las mías”, dice. “A veces da la sensación de que el agua fluye por debajo del edificio”, concluye Lincke. TANJA-LINCKE-ARCHITEKTEN.COM / ANSELMREYLE.COM