El nuevo ROSA
Sin dármelas de El rosa me despierta tanta prudencia como fascinación. vanidoso, es un tono que sienta bien a mi tez igualmente sonrosada. Pese a mi querencia por el azul marino y el blanco, tengo una camisa y un jersey (por ahora no me atrevo con trajes ni abrigos ‘total look’) que dosifico para no saturar a mi público. Debo de tener algo en común con Kim Kardashian y Kanye West, en cuya solo se han permitido un ‘flash’ en el cuarto de su nueva y nívea villa (pág. 144) primogénita,
North, que pidió un dormitorio color chicle con mariposas. Para mí, en decoración, el rosa es otro cantar. De pequeño me asombró la escenografía de la película ‘Suspiria’ (1977) de Dario Argento porque, además del rojo, juega con todas sus declinaciones al mezclarlo con blanco: magenta, sandía, flamenco, visitando la casa del arquitecto Luis carne, salmón, coral... En Ciudad de México,
Barragán, quedé embelesado por su patio fucsia. Hace poco conocí al diseñador y estrella de ‘Instagram’ Andrés Reisinger (firma una de las portadas AD en ‘ARCOmadrid’, pág. 44), que es un virtuoso creando interiores y muebles en esta “El rosa y sus análogos los gama ‘millennial’ y sus reflexiones dan en el clavo: tenemos muy interiorizados al estar en muchas partes del cuerpo: dentro de la boca, en órganos sexuales, tonos de piel... Todos los colores de nuestro organismo nos gustan, nos emocionan, nos hacen sentir en casa”. No hay pues mejor pigmento para abrir este AD dedicado al ‘Buen Tono’, ni otra manera de #yomequedoencasa simbolizar el refugio que ahora toca amar más que nunca.