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MÚSICA ES

EL ALBANÉS ANRI SALA ATERRIZA EN EL CENTRO BOTÍN DE SANTANDER CON SUS VÍDEOS E INSTALACIO­NES HECHAS DE MÚSICA Y MOVIMIENTO EN LAS QUE EL ESPECTADOR TIENE LA ÚLTIMA PALABRA.

- Por ITZIAR NARRO fotos BELÉN DE BENITO

Anri Sala (Albania, 1974) tuvo su momento Eureka, como dice él, cuando era muy joven, con apenas 20 años. Sus padres decidieron mudarse a un piso más pequeño y él les ayudó a organizar y tirar cosas. “Rebuscando entre trastos familiares descubrí unas viejas películas rodadas en 16 mm. de mi madre dando una conferenci­a en un Congreso Juvenil del Partido Comunista, del que era parte. El sonido se había perdido completame­nte y solo lo pude recuperar con la ayuda de una escuela para sordos. Aunque ahora suene políticame­nte incorrecto, así es como se llamaba entonces”, nos cuenta. Todo el proceso se convirtió en Intervista (1998), una de sus primeras y más conocidas piezas, en la que explora el núcleo central de su trabajo, la opacidad del lenguaje, su capacidad de manipulaci­ón. “Mi madre hablaba de comunismo, de solidarida­d, de conceptos que pueden sonar muy bien, pero que en el contexto de una dictadura (Albania lo fue durante 50 años) eran solo palabras vacías que escondían una realidad mucho más oscura. El lenguaje se lo había apropiado el régimen, estaba encerrado en una camisa de fuerza. Con la democracia pasa lo mismo, aunque en menor medida. En Londres, París y otros lugares puedes identifica­r la clase social de quien habla por cómo lo hace. El poder se esconde en la sintaxis y la pronunciac­ión, no es una herramient­a neutra de comunicaci­ón”, explica. Por esa razón el artista se volvió,

primero, hacia el silencio, después hacia los gestos y más tarde recaló en la música. “Creo en la inteligenc­ia del cuerpo y en cómo recuerda las cosas de una manera que la mente no es capaz. Milan Kundera escribió en su libro La Inmortalid­ad que son los gestos los que nos utilizan a nosotros y no al revés”. Con las partituras le pasa algo parecido. “Estoy interesado en ellas no por lo bien que suenan sino porque dividen el tiempo, lo organizan. Hacen que sea palpable y soportable. Las palabras cuentan pero la música transmite sin narrar y en presente”. En su muestra en el Centro Botín de Santander, de hecho, enormes pantallas proyectan de forma continua, y de izquierda a derecha, tres de sus vídeos previos más conocidas, entre ellos Ravel Ravel, que al juntarse se convierten en As you go. “Son fragmentos de manos tocando un piano o una viola, que recuerdan a trenes que pasan. El espectador puede elegir acompañarl­as o experiment­ar su itineranci­a desde un punto fijo”. Además, en otra de las salas el artista ha creado una segunda ventana en la que se incrusta una caja de música en una burbuja del cristal, imitando a las vedutas del Settecento (pinturas panorámica­s de la ciudad, como las de Canaletto). “La arquitectu­ra es otro de mis temas recurrente­s, a veces como punto de partida o como llegada. En ocasiones se convierte en la protagonis­ta de mi obra, como me pasó con Answer Me, en 2008, en una cúpula de Buckminste­r Fuller en Berlín que había sido utilizada como centro de espionaje durante la Guerra Fría. Otras es el origen de la exposición lo que me inspira, como en este caso la construcci­ón de Renzo Piano”, narra. Al albanés, quizás

“Mi TRABAJO cuestiona los códigos narrativos y cómo percibimos una REALIDAD demasiado cocinada”. ANRI SALA

por haber crecido en una dictadura comunista, le interesa el concepto de elección individual y su relación con la realidad virtual, los algoritmos e Internet. “Es tentador para un artista. Si piensas en el cine, la mayoría de las películas operan con unos códigos fijos que se repiten una y otra vez, no solo en las historias mainstream sino hasta en los documental­es de la BBC. Ya nada está crudo, todo está cocinado, como habría dicho Lévi-Strauss. Por eso la tecnología te libera de esos a prioris pero solo para encerrarte en otra burbuja. Y yo necesito no delegar mis elecciones”, concluye. Sus creaciones ponen a prueba, además, al espectador, del que espera un papel activo. “Me gustaría ser capaz de encontrar un punto en común universal en momentos en los que parece que todo se desmorona. Y al mismo tiempo cuestionar los códigos narrativos, cómo percibimos esa realidad cocinada, empoderar e invitar a los demás a que se atrevan a confiar en su intuición, que se dejen llevar. Que no separen sus cuerpos de sus mentes. Y todo sin sonar a profesor de Pilates”, se ríe. As you go (Châteaux en Espagne) en el Centro Botín de Santander. HASTA EL 3 DE MAYO. CENTROBOTI­N.ORG

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Ravel de la obra As you go de Anri Sala y, en la otra página, una nueva caja de música instalada en uno de los cristales del Centro Botín a modo de veduta.
Grandes pantallas proyectan el vídeo Ravel Ravel de la obra As you go de Anri Sala y, en la otra página, una nueva caja de música instalada en uno de los cristales del Centro Botín a modo de veduta.
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